jueves, 25 de septiembre de 2014

Sobre la matrícula escolar

Desde el año 2007, la primera y más importante política educativa del gobierno sandinista ha estado referida a la elevación de la matrícula escolar en todos los grados, ciclos, niveles y modalidades de las educaciones correspondientes a la educación básica y media. La primera medida que se estableció en la búsqueda de este propósito fue la referida a la gratuidad de la educación y el cero cobro en todos los centros educativos públicos del país. Para financiar esta medida, y para no seguir cobrando a los padres de familia por la educación de sus hijos, el Gobierno destinó alrededor de 170 millones de córdobas solo en el año 2007.
Conjuntamente con la gratuidad, el Gobierno de la República y todos los movimientos políticos y sociales del país como un todo, y no solo el Ministerio de Educación, se movilizan año con año para promover y propagandizar la matrícula escolar, especialmente de la niñez de la educación preescolar, primer, sexto y noveno grado, y la población en edad escolar con capacidades diferentes. La consideración de la matrícula escolar como una tarea global e integral del Gobierno, y no sectorial del Mined de la rama educativa, explica el lugar que la educación tiene para el Ejecutivo sandinista en su lucha por la eliminación de la pobreza en nuestro país.
A la par de la gratuidad y las grandes movilizaciones anuales de cara a la matrícula escolar en todos los inicios de año, programas bandera como Usura cero, Hambre cero, Casas para el pueblo, la Alfabetización y Educación de Adultos, la Merienda Escolar y, el más reciente, Programa de Bachillerato Técnico en el Campo apuntan directamente, y sin mediaciones, a la matriz donde se incuba, genera y reproduce la pobreza.
La atención privilegiada a la matrícula escolar, a la par de la Alfabetización de Adultos y el énfasis en la atención a la educación de la primera infancia, siendo actividades que se realizan en el interior de los muros escolares, contradictoriamente, no son actividades sobre las cuales hay que interrogar de sus logros y fracasos exclusivamente a las escuelas y a las instituciones que las patrocinan. En estos temas, como en tantos otros de la vida social, los factores causales que los determinan se ubican más en el entorno económico y social que en la propia política educativa o en las escuelas.
En este contexto, los problemas de altas o bajas en el acceso y la cobertura de la población a la vida escolar no son problemas cuyos orígenes haya que buscarlos exclusivamente en el interior de los muros escolares, sino que por el contrario, los mismos son el producto de la articulación de múltiples factores exógenos y endógenos a la vida escolar, que solo la investigación científica podrá determinar en cada caso, sea el de un o una estudiante, un centro escolar, un núcleo educativo, o el país como totalidad objeto de estudio.
Por eso es que es incorrecto adjudicarle solamente a la escuela y al sistema escolar sus achaques y malestares. Pedirle cuentas solamente a las escuelas porque niños, niñas y jóvenes no vienen o se van de sus aulas, ignorando factores de carácter cultural, demográficos, sociales y económicos, es hacerles una mala jugada a estos aparatos situados en el cruce de múltiples influencias, incidencias y determinaciones en cada barrio o cada comarca del país.


jueves, 18 de septiembre de 2014

Una propuesta en los cincuenta años de la Antorcha

Los antecedentes más lejanos de la Antorcha Centroamericana de la Libertad se remontan a los días que siguieron al 15 de septiembre de 1821, cuando mensajeros de los independentistas recorrieron a lomo de caballo la región centroamericana, cargando en sus alforjas con la noticia de la independencia.
Aquel hecho, repetido tantas veces en las aulas de clase de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica en los días cercanos a las fiestas patrias de los septiembres centroamericanos, seguramente inspiró al ministro costarricense de Educación Pública, don Ismael Vargas, para que durante una reunión de ministros de Educación de la región en Managua, a inicios del año 1964, propusiera su idea de celebrar conjuntamente la fecha de la independencia con una maratón estudiantil que, saliendo de Ciudad de Guatemala ocho días antes, llegara a la ciudad de Cartago, Costa Rica, el 15 de septiembre de cada año.
Los ministros aprobaron la idea y comisionaron al ministro Vargas promover las acciones pertinentes para que el primer recorrido de la Antorcha se realizara ese mismo año 1964, es decir, hace medio siglo. A cincuenta años, esta importante jornada política y educativa, patrimonio cultural de los pueblos de la región, se ha constituido en un verdadero hito de la unidad centroamericana en manos de sus jóvenes, sus educadores y sus ministerios de Educación.
Lo extraordinario de la misma no es solamente la actividad en sí, que todos celebramos y podemos observar y admirar en calles y carreteras de la región, en las pantallas de la televisión o las páginas de los periódicos en todos los septiembres, sino todas las actividades preparatorias de organización que los equipos de comunicación y relaciones públicas de los ministerios de Educación tienen que realizar meses antes, para acordar un sinnúmero de detalles sobre las actividades protocolarias en cada frontera que separa a nuestros países, a la hora de entregar y recibir la antorcha de los jóvenes de un país a los del otro país.
Estos hechos de tipo administrativo y cultural, a cincuenta años, no deberían quedarse solamente para esta actividad que se realiza una vez cada año, sino avanzar camino a la realización de programas de desarrollo educativo transfronterizos. Los problemas educativos de cada país centroamericano, en especial de Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua en términos de acceso y cobertura y de calidad de la educación, son tan parecidos, que igual que con los objetivos de la Antorcha, deberían tener igual o mejor atención de cara a su solución. La reciente reunión y firma de acuerdos entre los presidentes de las repúblicas de El Salvador, Honduras y Nicaragua para el desarrollo y la paz en el Golfo de Fonseca es un ejemplo claro de que esto es posible.
La Coordinadora Educativa y Cultural de Centroamérica, SECC-SICA, podría ser el escenario para debatir sobre estos temas, y organismos como la Unión Europea, que tradicionalmente apoya a la región en el terreno educativo, podrían movilizar recursos en apoyo a programas de este tipo, tan necesarios no solo para el desarrollo social, sino también para la unidad centroamericana.
La idea es hacer de la Antorcha Centroamericana de la Libertad un permanente septiembre para las educaciones y el desarrollo y felicidad de nuestros pueblos.


jueves, 11 de septiembre de 2014

Celebrando el Día Internacional de la Alfabetización en Nicaragua

El pasado lunes 8 de septiembre, todos los pueblos del mundo, en especial las poblaciones empobrecidas, convocados por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, celebraron el Día Internacional de la Alfabetización 2014: bajo el tema “Alfabetización y Desarrollo Sostenible”.
Para Nicaragua, ganadora del Premio Nadeska Kruskaya de la UNESCO y con una larga y riquísima tradición en este ámbito, la alfabetización y la educación de jóvenes y adultos han alcanzado plenos niveles de desarrollo y madurez, tanto a nivel institucional, organizativo como metodológico.
Múltiples hechos han contribuido a organizar y materializar esa madurez. La experiencia de los años ochenta, no solo con la Cruzada Nacional de Alfabetización, sino que también con todos los aprendizajes que dejara la posalfabetización y la continuidad educativa en el Vice-Ministerio de Educación de Adultos (VIMEDA), y la reciente Campaña Nacional de Alfabetización, de Martí a Fidel (2007-2009). Esta campaña declaró a Nicaragua, territorio libre de analfabetismo, con todo lo que esta significó en términos de la movilización organizada de la Juventud, hasta culminar con el Informe de la Comisión Especial de Verificación de los Resultados de la Martí a Fidel, encabezada por Juan Bautista Arríen en nombre de la Comisión Nacional de la UNESCO e integrada por expertos del INIDE, la UNAN-Managua, y la UNAN-León han sido decisivas para construir esta historia.
En este año, el 8 de septiembre encontró a Nicaragua con la alfabetización y educación de adultos como un subsistema organizado y construido, paralelo y de igual naturaleza al de la Educación Básica y Media regular y en plena actividad alfabetizadora, con 4,000 facilitadores y brigadistas voluntarios de alfabetización y cerca de 6,000 maestros populares alfabetizando en 2,456 puntos de alfabetización y 5,000 Círculos de Estudio de educación primaria y secundaria. La matrícula es de 251,185 jóvenes y adultos, de los cuales 31,917 estudian en secundaria, en Tercero y Cuarto Ciclo Rural, y 121,454 estudiantes jóvenes y adultos inscritos en la modalidad de Secundaria a Distancia (del séptimo al decimoprimer grado), estudiantes en 482 centros, de los cuales 313 son rurales y 169 urbanos.
A la par de todos estos esfuerzos y logros, en el Gobierno nicaraguense hay claridad sobre el futuro de la alfabetización en Nicaragua, al reconocer que el analfabetismo no va a desaparecer como enfermedad social del capitalismo con campañas de alfabetización, sino con una política y una estrategia clara y definida de atención a la Educación de la primera infancia y de la niñez con las edades correspondientes a los primeros cuatro grados de la educación formal; por ello a la par de la tarea alfabetizadora, el MINED realiza una estrategia a profundidad en este tramo educativo, con el propósito de eliminar la larva del analfabetismo en su propio nicho ecológico, ampliando a toda la población de estas edades el acceso a la matrícula escolar, y elevando la calidad de los aprendizajes respecto a las destrezas en lecto-escritura y cálculo matemático de los estudiantes en los primeros grados de la educación primaria.


jueves, 4 de septiembre de 2014

Un profesor de valores

Francisco Lacayo Parajón, a raíz del fallecimiento de Juan Bautista Arríen, en una sentida carta de despedida, expresó que Juanito, como él lo llamaba, había sido un “hombre bueno, recto e intransigente con todo acto de injusticia”. Si a estos atributos de su personalidad le agregamos, que Juan Bautista en tanto filósofo y humanista, era docente del tema de los valores en los cursos que impartía para provecho de los maestros del país, Juan Bautista fue un auténtico profesor de valores, toda vez que eso es lo que exactamente se pide a todos los que enseñan Educación en Valores en la Universidad, esto es, consecuencia entre la teoría y la práctica, entre el decir y el hacer, como una línea recta sin dobleces, como Carlos Fonseca.
Igual a Antonio Gidens que define a la cultura como la suma de valores de una sociedad históricamente determinada, Juan Bautista, en uno de los textos de sus conferencias, expresaba que: “La identidad cultural de un pueblo se configura desde aquellos valores a los que concedemos prioridad. Cada uno de nosotros somos a la vez sujetos y objetos de valores…” “No los creamos partiendo de cero, sino que están en las personas, en las instituciones, en las cosas, y son cualidades reales aunque no físicas, como pueden ser la longitud o el color…” “Con frecuencia esa diversidad de valores es sentida en la práctica cotidiana desde la perspectiva de los valores éticos, de ahí que al hablar de la crisis de valores tengamos presentes, preferentemente los valores éticos”.
Juan Bautista se refiere al modo o manera como aprendemos valores, a través de una capacidad especial que él llamaba estimativa. Al respecto dice: “En cada uno de nosotros existe un sentido innato para captar los valores, una especie de estimativa que, de la misma manera que tenemos sentidos para captar el color, el olor o el sabor, tenemos una capacidad estimativa que nos lleva a estimar los valores…” “Estimar no es lo mismo que entender o calcular. Es captar valores positivos o negativos y saber priorizarlos de tal manera que los valores positivos estén en el nivel más alto de nuestra vida individual y social; saber estimarlos es darles la jerarquía que merecen los valores positivos…” “Para ello conviene distinguir entre valores reactivos que en la práctica resultan negativos y valores proactivos constructores de un verdadero sentido de ciudadanos”.
Como siempre, respecto a los papeles de la familia y la escuela en todo hecho educativo, Juan Bautista afirmaba: “la familia como célula de la sociedad y la escuela como interacción social, son los soportes e incentivos claves de la construcción, protección y promoción de los valores que deben dominar la vida social”.
Para El Nuevo Diario, un diario que practica un periodismo con valores, la ausencia de este profesor de valores los días viernes en sus Páginas de Opinión, es una pérdida irreparable. A este medio de comunicación, como a toda Nicaragua, hay que expresarle nuestras condolencias. Cuánto nos duele esta muerte.