Durante los años cincuenta del pasado siglo, Juigalpa era dos largas calles que unían de este a oeste a los barrios Palo Solo y la Cruz Verde y de norte a sur a los barrios Pueblo Nuevo y Punta Caliente. Un pueblo pequeño de unos ocho mil habitantes, con dos escuelas primarias y un instituto de secundaria, fundado a mediados de los cuarenta con el nombre de Josefa Toledo de Aguerri.
El Josefa Toledo era el único instituto de Chontales y de todo lo que en los años ochenta se conoció como Quinta Región. Este hecho de cultura institucional obligó a que numerosas familias de ganaderos de todos los municipios chontaleños y del hoy Zelaya Central y Río San Juan, se trasladaran con sus familias a Juigalpa atraídas por el oro de la educación secundaria del Josefa Toledo. En la actualidad, setenta años después, la atracción sigue siendo el oro de la educación, esta vez con ocho universidades, tres nacionales (la UNAN-Managua, la UNI y la UNA) y cinco privadas.
Juigalpa es hoy, sin duda, la capital de la educación de nuestro país. De cada cien personas de todas las edades, por lo menos noventa o estudian o son maestros o viven de la educación con servicios de todo tipo en apoyo a la misma. Incluso sábados y domingos las universidades, colegios, calles y carreteras se presentan llenas de estudiantes y maestros que van a los cursos sabatinos o dominicales.
Por esta razón cuando se informó la noticia acerca de que nuestro gobierno había decidido inaugurar el Año Escolar 2018 en la ciudad de Juigalpa, la noticia cayó como cuando las semillas caen en tierra buena, más aún cuando la información completa decía que la actividad se ofrecía a Josefa Toledo de Aguirre, la Chepita Toledo de los juigalpinos, y a los maestros de Juigalpa, algunos de los cuales han sido galardonados como los mejores maestros del país por el Ministerio de Educación, recientemente.
La importancia de este hecho se debe a que ese tesoro que es la educación para los juigalpinos, como en un círculo virtuoso extraordinario, está dando sus mejores frutos, con representantes tanto en las aulas de clase, como en la vida pública de la ciudad. En los últimos años un amplio grupo de maestros y estudiantes de colegios e institutos públicos y privados de Juigalpa, han alcanzado el mérito académico de mejores maestros y mejores estudiantes del país. La lista es larga, mejores maestros de Nicaragua: Walkiria Carrillo García, en el 2012, José Adán Duarte en el 2016 y Alexander Soza Cano y Elba Medrano Dompé el año pasado, 2017; y mejores estudiantes Emilio de Jesús Rocha, mejor bachiller en 2010, Pedro Granja Berríos y Halima Valeria Suárez Miranda, Mejor Bachiller en 2016 y Aracely Emperatriz Raúdez Téllez, Mejor Bachiller 2017.
Y si el examen anual de admisión de la UNAN-Managua ha sido conceptualizado como criterio de calidad de la educación nacional, el titular de El Nuevo Diario, del viernes 9 de febrero del 2018, decía: Dos chontaleños obtienen mejores promedios de Admisión en la UNAN-Managua. En efecto los bachilleres Ariana Patricia Sequeira Téllez, con un promedio de 96.3, Erner Josué Amador Peralta, con 95.8 y Shirley Ellazith Hidalgo Flores con 92.5, egresados de institutos y colegios de Juigalpa obtuvieron los más altos promedios en el examen de admisión de esta universidad, de un total de 14,252 estudiantes que en todos los recintos de la universidad a nivel nacional se presentaron al examen el pasado 21 de enero.
Pero la buena educación no se expresa solo en el interior de la vida escolar en la relación buenos maestros-buenos estudiantes, sino que también en la relación educación sociedad, sean estas escuelas y su relación con las empresas o escuelas y su relación con las instituciones, es el caso por ejemplo, del gobierno municipal de Juigalpa, en el que los dos últimos alcaldes han sido maestros, me refiero a María Elena Guerra Gallardo, Alcaldesa durante dos periodos, y mejor maestra de Nicaragua en el año 2003 que fuera profesora de español en diferentes centros educativos de Juigalpa y alcaldesa durante dos períodos (2008-2015) y que falleciera en el ejercicio de ese cargo en el año 2015, y Erwing De Castilla Urbina, profesor de español como Joffiel Acuña Cruz y Gregorio Aguilar Barea, maestro normalista por antonomasia, egresado de la Escuela Normal de Jinotepe, profesor de la Escuela Normal de Estelí y fundador de la Escuela Normal de Juigalpa; que fuera el primer alcalde sandinista entre el 2004 y el 2008 y ganara las elecciones del año pasado con el 82 por ciento de los votos.
Así es Juigalpa la capital de la educación. El pueblo donde naciera la Chepita Toledo y nuestro Guillermo Rothschuh Tablada, el pueblo de los mejores maestros y mujeres estudiantes del país.