Recientemente el pasado 28 de abril Nicaragua conmemoró el 50 Aniversario del Descubrimiento de las Ruinas de León Viejo, declaradas por la Unesco en diciembre del año 2000, como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Conforme a lo estipulado en su Carta Constitutiva y cumpliendo con su Misión en los campos de la Educación, la Ciencia y la Cultura a nivel mundial, la Unesco identifica, protege, preserva y promueve el interés por el patrimonio cultural y natural en todo el mundo considerado valioso para la Humanidad. Este objetivo preside un Tratado Internacional denominado “Convención sobre la Protección Mundial, Cultural y Natural”, aprobada el 16 de noviembre de 1972 por la Unesco.
La Convención para la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural de 1972, surge tras la necesidad de identificar parte de los bienes inestimables e irremplazables de las naciones según el entendido de que la destrucción de cualquiera de dichos bienes, representaría una pérdida invaluable para la humanidad. Como hoy lo está siendo la destrucción de monumentos, iglesias y hasta ciudades enteras, producto de las guerras imperiales y del terrorismo fundamentalista en Irak, Libia y Siria.
Al respecto para la Unesco, “el patrimonio cultural y el patrimonio natural están cada vez más amenazados de destrucción, no solo por las causas tradicionales de deterioro, sino también por la evolución de la vida social y económica, que las agrava con fenómenos de alteración o de destrucción aún más temibles como las guerras”.
La Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco es un legado de monumentos y sitios de una gran riqueza natural y cultural que está ubicada en el lugar de un país, pero que pertenece a toda la humanidad. Los Sitios inscritos en la Lista de Patrimonio Mundial cumplen una función de referentes y de símbolos de la toma de conciencia de los pueblos acerca del sentido histórico de esos lugares y emblemas de su apego a la propiedad colectiva, así como de la transmisión de ese patrimonio a las generaciones futuras.
Los países pasan a ser Estados partes al firmar la Convención. Nicaragua lo hizo el 1 de diciembre de 1979, a pocos meses del triunfo de la Revolución Popular Sandinista.
El Estado parte de la Convención de manera soberana establece un inventario o Lista Indicativa de sitios que considera tienen valor universal excepcional y los propone a la Unesco para inscribirlos. Los sitios deben ser de valor universal excepcional y satisfacer al menos uno de los diez criterios de selección. Los criterios son evaluados periódicamente por el comité a fin de reflejar la evolución del propio concepto de Patrimonio Mundial. Una vez insertos en la Lista, el Estado parte prepara el Expediente para su nominación y transmite el mismo al Comité de Patrimonio Mundial a través de las Comisiones Nacionales de Cooperación con la Unesco.
El Comité comprueba el Expediente de candidaturas y lo envía a las Comisiones Internacionales, según sean sitios culturales Icomos (Consejo Internacional de Monumentos y Sitios) o Naturales UCN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) o Mixtos Icomos y UCN. Según sea el caso, esta instancia a la par que lo estudia envía expertos al terreno para evaluar las características del patrimonio propuesto y la protección y gestión de los sitios; comprueba la adecuación a los criterios de la Convención y envía un informe con sus recomendaciones al Comité del Patrimonio Mundial.
El Comité del Patrimonio Mundial estudia la información recibida, y si es necesario pide mayor información al Estado solicitante, rechaza la Inscripción o la inscribe en la Lista del Patrimonio Mundial.
Una vez que un bien natural o cultural es inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial, el Estado parte se compromete no solo a ofrecerle protección frente a las inclemencias del decorrer, sino que también a desarrollarlo divulgando su importancia para conocimiento de las nuevas generaciones y a estimular el respeto al mismo.
Nicaragua cuenta con dos sitios inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial, las Ruinas de León Viejo, inscrita en el año 2000 y la Catedral de León inscrita en el año 2011.