En los últimos años de su vida
Juan Bautista Arríen se dio a la tarea de construir una propuesta teórica, que
sería al final la síntesis de su pensamiento filosófico y sociológico sobre la
educación, esta es la que yo llamaría su Pedagogía de las Tríadas. Juan
Bautista, haciendo uso del enfoque metodológico de las tríadas, procuró
explicar la dialéctica tanto de los seres humanos como seres educables en
relación a sí mismos y a su entorno social, como a los diferentes escenarios en
que transcurre la existencia de los mismos en su proceso educativo y la de los
propios centros educativos.
El pasado
mes de abril, hace solo cuatro meses, Juan Bautista participó como docente en
el Diplomado impartido por la UNAN – Managua y el Ministerio de Educación,
titulado “Mejoramiento de la Calidad de la Educación en Nicaragua,” enseñando
el tema: El proceso educativo: un proceso de interacción de personas con la
acción del maestro y la maestra.
En el
documento base de su docencia, Juan Bautista se refiere a la tríada propia del
ser humano así: “Cada persona como organismo vivo, físico-material y espiritual
posee un enorme potencial que, para su desarrollo y realización, es necesario
extraerlo, sacarlo al exterior de su ser, e-ducere a través de un proceso
progresivo, educativo; de lo contrario, sería desaprovechado y en gran medida
perdido…Además de inducir, animar, para que la persona despliegue y aproveche
su potencial, es importante y necesario acompañar, guiar, orientar
con-ducere….La tríada derivada del verbo ducere, e-ducere, in-ducere,
con-ducere, conforma la tríada procesal educativa de la construcción del ser
humano como persona”.
La otra
tríada que construye Juan Bautista es más sociológica y se refiere a las
relaciones entre la familia, la escuela y la sociedad. “Estas tres
organizaciones, dice, educan en forma original y permanente, activando todos
los resortes del proceso educativo de las personas y de la ciudadanía….En
términos educativos, la familia influye en todos los aspectos físicos,
emocionales y sociales que acompañarán prácticamente siempre a la persona. Todo
lo que se diga de valores, actitudes, hábitos, preferencias, imitaciones,
equilibrios y desequilibrios se van gestando y desarrollando en la convivencia
del núcleo familiar….La familia, como núcleo educativo, es el hábitat natural
en el que echa sus raíces el ser humano, para aprender a ser persona.”
“La acción
de la familia y de la escuela con sus cuotas educativas indispensables para el
desarrollo y crecimiento de la persona, dice Juan Bautista, constituyen la
plataforma real sobre la que cada persona se inserta en la sociedad con el
conjunto de influencias que emanan de ella.”
La tercera
tríada que propone Juan Bautista se refiere a las instituciones escolares,
afirmando que: “el centro escolar, expresión orgánica del sistema educativo,
conforma una interesante tríada de subsistemas: el técnico pedagógico, el
administrativo y el psicosocial.”
De la
calidad de la articulación de esos tres subsistemas en cada centro educativo,
va a depender la calidad de la educación.