miércoles, 29 de abril de 2015

Las deudas del pasado, los desafíos del futuro

Dos mil quince es un año paradigmático en materia educativa para todos los países del sur empobrecido. Es el año de cierre de un proceso que se inició en el año 2000 en Dakar-Senegal y habrá de finalizar dentro de tres semanas en Incheon, República de Corea, entre el 19 y el 22 de mayo próximos. A su vez, en esas mismas fechas y lugar, los líderes mundiales de la educación debatirán y acordarán los nuevos Objetivos de la Educación para el Desarrollo Sostenible 2015-2030.
En este contexto y teniendo al 2015 como telón de fondo, los formuladores de políticas y los tomadores de decisión en el terreno educativo, al detenerse a pensar el futuro para tomar las mejores decisiones, deben enfrentar múltiples retos, tanto de tipo metodológico, esto es, qué factores tomar en cuenta a la hora de formular políticas educativas, como de tipo político, esto es, a qué sector o sectores de la población beneficiar con la acción educativa gubernamental.
Metodológicamente, al menos para el caso de Nicaragua, el punto de partida habrá de ser reconocer que la estación de inicio del proceso educativo es a su vez la misma estación de llegada. Es la situación de pobreza de nuestra sociedad, la que al impedir contar con un amplio presupuesto para la educación, es la principal causa de todas las limitaciones a que se ven sometidos los programas y servicios educativos.
Es la situación de pobreza que también funciona como efecto a la hora de medir los resultados y  productos, tanto en términos del número de graduados como de la calidad de los aprendizajes de los mismos.
De igual manera los formuladores de políticas habrán de tomar en cuenta que el desarrollo educativo en nuestra sociedad, se enfrenta a una doble dificultad, por un lado, pagar las deudas que a través de la historia hemos venido contrayendo en los campos de la educación, la ciencia y la cultura, y que han contribuido decididamente, junto a otros factores, a edificar la situación de pobreza y de inequidad social que caracteriza a nuestra sociedad, y por el otro, los múltiples desafíos que presentan a la educación nicaragüense la Revolución Científica, Técnica e Informacional a nivel mundial y la Globalización Capitalista Neoliberal.
Respecto a las deudas heredadas del pasado en Nicaragua, no cabe ninguna duda que la principal de todas es la baja cobertura de la matrícula escolar respecto a las edades correspondientes en todos los niveles y modalidades del sistema escolar, desde el Nivel Preescolar hasta el Nivel Superior.  Hemos avanzado bastante  aunque no lo suficiente en la cobertura de la Educación Primaria, no obstante seguimos con baja matrícula en Educación Secundaria, Preescolar y Educación Técnica.
Junto a la cobertura otra deuda a la par de esta es la calidad de la educación recibida por quienes alcanzan un cupo en la matrícula escolar.
En las circunstancias actuales de la Revolución Científica y Técnica, no basta ofrecer matrícula escolar si esta no va acompañada por los requisitos y factores endógenos y exógenos a la vida escolar que determinan la calidad de los aprendizajes obtenidos en las aulas de clase. 
Baja Cobertura y Baja Calidad de la Educación son deudas históricas del capitalismo nicaragüense.  Múltiples factores se han articulado en el largo tiempo nicaragüense para construir este círculo perverso de pobreza y mala educación. Se ha dicho: somos pobres porque tenemos una pobre educación y tenemos una pobre educación porque somos pobres.
A la par de tan pesada carga  y cuando apenas estamos tomando conciencia del tamaño del problema y se están dando los primeros pasos para enfrentarlo, de pronto estalló frente a nuestros ojos la bomba o lo que algunos llaman la “modernidad”, con sus descubrimientos y nuevos lenguajes en los campos de las inteligencias múltiples, de la neurociencia y la neuroeducación; la didáctica constructivista; la educación gratuita y de calidad como un derecho humano fundamental; la educación permanente y para toda la vida; la educación de la primera infancia; la educación para el empleo, la innovación y la productividad; la educación inclusiva;la revolución informacional y la informática y su impacto y uso en la educación; la educación para el desarrollo sostenible; la educación para la ciudadanía global, o como dice el lema del Foro Mundial 2015 de Corea “2030: Hacia una Educación de Calidad y el Aprendizaje permanente para Todos”.

Múltiples desafíos: atender el pasado con su pesado fardo de analfabetismo, baja matrícula escolar y baja calidad de la educación, y atender el futuro con su abrumadora lista de pedidos y demandas. Por dónde comenzar. Cómo articular todo en un cuerpo de políticas, como si fuesen un todo holístico y homogéneo que mira al futuro.  Esa es la cuestión.