Los niños y las niñas que este año
se matricularon en primer grado, en el 2021 --cuando se cumple el Bicentenario
de la Independencia de Centroamérica--, si año con año aprueban su grado, se
matricularán en séptimo grado de la Educación Básica y Media, constituyéndose,
por esta razón, en la Generación de Oro del Bicentenario. Por este y otros
motivos, de todas las matrículas en todas las educaciones de la educación
nicaragüense en este año, la matrícula en el primer grado es la más importante.
Para un
país como Nicaragua en donde educación y pobreza, o viceversa, pobreza y
educación, conforman un círculo sin fisuras, sin tiempos, ni pausas, en donde
no se sabe dónde comienza una y finaliza la otra, la matrícula en primer grado,
siempre, año con año se presenta como un hecho de la mayor importancia para los
destinos de la educación nacional. Toda vez que la aspiración anual es que
todos y todas, los y las que se matriculan en primer grado, aprueben limpios,
uno a uno, sus grados de primer a sexto, salvando las trampas de la
reprobación, el abandono y el desgranamiento escolar.
Es clave
porque en el primer grado los docentes y sus estudiantes, niños y niñas de seis
años de edad, consolidan y sistematizan los aprendizajes y experiencias
alcanzados en los seis años precedentes, en el seno de las familias en la
educación informal y parental, y en los inicios de la educación escolarizada en
la educación preescolar, pero también es clave, porque en este grado los y las
estudiantes aprenden a leer y escribir, competencias y habilidades que serán
fundamentales, no solo para los aprendizajes del futuro en el recorrido de la
vida escolar del estudiante, sino que también para su educación permanente a lo
largo de toda la vida.
La
preocupación gubernamental por la educación de la primera infancia, la
educación preescolar y el primer grado ha sido permanente. Y si hay problemas,
como en realidad los hay, no se debe a ignorancia, falta de voluntad o visión
teórica, conceptual y estratégica sobre el problema de los primeros grados de
primaria y de la Educación Básica en Nicaragua, sino a otras causas que son de
carácter extraescolar, que la investigación científica deberá dilucidar en cada
caso.
Hablando
de problemas, para un país con los déficits educativos como Nicaragua, las y
los docentes de primer grado en las escuelas públicas del país tienen que
enfrentar múltiples complejidades y problemas de tipo metodológicos, que no son
solo los relacionados con la enseñanza-aprendizaje de la lectura y la
escritura, como si los grupos de estudiantes en cada sección o grado fuesen
homogéneos, sino que cada docente, especialmente los de las escuelas rurales y
los de los barrios empobrecidos de nuestras ciudades, deberán enfrentar en una
misma aula de clases a estudiantes de diferentes orígenes, tales como:
estudiantes que han realizado sus tres niveles de preescolar en preescolares
regulares y en las edades correspondientes para cada nivel; estudiantes que
realizaron su preescolar en preescolares comunitarios y con diferencias de
edades respecto a cada nivel de estudios; estudiantes que ingresan a primer
grado teniendo seis años de edad, pero ningún nivel de preescolar; estudiantes
en situación de extra edad, mayores de seis años de edad y sin estudios de
preescolar; estudiantes que entran a la escuela y meses después la abandonan y
que el año venidero de nuevo, vuelven a matricularse y vuelven a abandonarla.
Esta
diversidad de modos y maneras de entrar al primer grado de la Educación Pública
Básica explica una de las formas de expresarse de la pobreza en Nicaragua y,
seguramente, de las poblaciones en esta misma situación en América Latina y el
Caribe. Explica también las carencias ausencias y debilidades con que hijos e
hijas de los pobres, enfrentarán en el futuro las dificultades y los desafíos
de la vida escolar a partir del primer grado. La información acerca de cómo
entra el o la estudiante al primer grado, permite suponer las posibilidades de
éxito o el fracaso en la vida escolar de los y las mismas. Esas posibilidades
no son iguales para los niños y las niñas que ingresan a primer grado con los
tres niveles de preescolar realizados y quienes ingresan a primer grado sin
ningún nivel de preescolar.
Frente a
esta complejidad, el Gobierno de la República de Nicaragua a través del
Ministerio de Educación y a la par de programas como Usura Cero, Todos con Vos
y Amor por los más Chiquititos y Chiquitas, ha puesto en práctica a partir de
este año la Estrategia de Aprendizaje con Enfoque de Desarrollo Infantil en
Primer y Segundo Grado. La estrategia, pasión y dedicación del ejército de
maestras y maestros de primer grado, y todos los programas de apoyo a las
familias en la lucha contra la pobreza, deberán posibilitar que en el año 2021,
estemos saludando a la Generación de Oro del Bicentenario. Una generación
limpia, completa, sin reprobados, ni excluidos, que los que se matricularon en
primer grado en el 2015, aprobarán su sexto grado en el 2020 y en enero de 2021
estarán matriculándose en su séptimo grado de tránsito hacia el porvenir.