Los propósitos del Foro Mundial
sobre la Educación, realizado en Incheon, República de Corea, entre el 19 y el
22 de mayo pasado, fueron dos, por un lado debatir las evaluaciones, región por
región y a nivel planetario, acerca de los resultados de la puesta en práctica
de los seis objetivos para la educación de Dakar-Senegal, previstos en el año
2000, para el período 2000-2015, y dar a conocer, después de un largo período
de reflexión y estudio, los nuevos objetivos de la educación para el período
2015-2030 para todos los países del mundo.
Respecto
a los resultados del período 2000-2015, Aaron Benevot elaboró una síntesis para
las Comisiones Nacionales de Cooperación con la Unesco. Algunos aspectos
que aborda Benevot son los siguientes: hay mucho progreso educativo que
celebrar en este año 2015 en tanto hay 84 millones de niños y adolescentes
nuevos en las escuelas y de estos 52 millones son niñas; doce millones de
maestros han sido reclutados y 34 millones asisten a clases gracias a la
influencia del movimiento EPT.
No
obstante, en el mundo hay muchas deudas pendientes en los campos de la
educación, dado que solo un tercio de los países alcanzaron los objetivos
cuantificables de la EPT. En América Latina y el Caribe, solo Cuba logró
alcanzarlos. Ciento veintiún millones de niños y niñas quedaron fuera de los
sistemas escolares en el año 2012 y un tercio de los países no alcanzó la
igualdad de género en la educación primaria. Respecto al papel de la
educación formal en los procesos de reproducción social de la formación
capitalista a nivel mundial, persisten, se amplían y profundizan las
desigualdades en educación. Los niños pobres y los más pobres entre los pobres
tienen mayores probabilidades de estar fuera de la escuela y de no terminar la
escuela primaria, que los niños hijos de familias ricas y acomodadas. Las
brechas de aprendizaje, según origen social de clase, son cada día más
pronunciadas y cerca de dos tercios de los 781 millones de adultos con
conocimientos mínimos de alfabetización, son mujeres.
Respecto
al financiamiento de la educación, la mitad de los países de bajos ingresos
gasta menos del 4 por ciento del Producto Interno Bruto en educación. El
apoyo a la educación de parte de los organismos donantes se redujo en 1,300
millones de dólares entre 2010 y 2012 y solo el 2 por ciento de la ayuda se
orienta a la educación primaria.
Con
estos antecedentes del período 2000-2015, los Objetivos de la educación para el
período 2015-2030, anunciados en el Marco de Acción, Educación 2030 de la
Unesco, son los siguientes:
Para
2030, velar porque todas las niñas y todos los niños tengan una enseñanza
primaria y secundaria completa, gratuita, equitativa y de calidad que produzca
resultados de aprendizajes pertinentes y efectivos.
Para
2030, velar porque todas las niñas y todos los niños tengan acceso a servicios
de calidad en materia de atención y desarrollo en la primera infancia y
enseñanza preescolar, a fin de que estén preparados para la enseñanza
primaria.
Para
2030, asegurar el acceso en condiciones de igualdad para todos los hombres y
las mujeres a la formación técnica, profesional y superior de calidad, incluida
la enseñanza universitaria.
Para
2030, aumentar en un (x) % el número de jóvenes y adultos que tienen las
competencias necesarias, en particular técnicas y profesionales, para acceder
al empleo, el trabajo decente y el emprendimiento.
Para
2030, eliminar las disparidades de género en la educación y garantizar el
acceso en condiciones de igualdad de las personas vulnerables, incluidas las
personas con discapacidad, los pueblos indígenas y los niños en situaciones de
vulnerabilidad, a todos los niveles de la enseñanza y la formación profesional.
Para
2030, garantizar que todos los jóvenes y al menos el (x) % de los adultos,
tanto hombres como mujeres, tengan competencias de lectura, escritura y
aritmética.
Para
2030, garantizar que todos los estudiantes adquieran los conocimientos teóricos
y prácticos necesarios para promover el desarrollo sostenible, los derechos
humanos, la igualdad entre los géneros, la promoción de una cultura de paz y no
violencia, la ciudadanía mundial y la valoración de la diversidad cultural y de
la contribución de una cultura sostenible, entre otros medios.