En el proceso de construcción de la
calidad de la educación, de manera concertada y convergente participan
múltiples factores externos e internos
al hecho educativo concreto en la relación docente discente. Entre los primeros sobresale el sujeto del
proceso enseñanza aprendizaje, esto es: el propio estudiante. Entre los segundos el factor decisivo es el o
la docente, de ahí que su atención y cuido de parte de los gobiernos y las
sociedades sea de gran importancia. Por ello es que junto a la promoción de su
bienestar, la capacitación continua y permanente del magisterio es fundamental. La calidad de la educación exige docentes de
calidad y este nivel se alcanza solamente con más y mejor formación y
capacitación de calidad.
Esto es así para todos los países,
pero más lo es para un país como Nicaragua que recién está estrenando un nuevo
modelo curricular, y que necesita no sólo el manejo de su lógica instrumental y
metodológica, sino que también, y esto es lo más importante, su aceptación
afectiva y consciente respecto a sus contenidos y propósitos.
En la actualidad el Ministerio de
Educación conjuntamente con las Universidades del CNU que imparten carreras
sobre ciencias de la educación, realizan múltiples acciones de formación y
capacitación del magisterio, para profesores de secundaria, maestros de
educación especial, de preescolares comunitarios y de primer y segundo grado, etc.
No obstante, junto a esas acciones
puntuales propias de la educación formal, el MINED y los educadores de nuestro
país cuentan con un tesoro escondido orientado a la superación profesional y
personal del magisterio. Este es el caso
de los TEPCEs, espacio en el cual a través de rutinas y circuitos no formales,
los docentes a la vez que evalúan y programan currículos mensuales, aprenden
nuevas maneras de conducir procesos de enseñanza- aprendizaje. Es la evidencia de aquella afirmación
sociológica de Paulo Freire, que dice que: “toda relación social es una
relación pedagógica”, de aprendizajes
mutuos, de transferencia oral de saberes de quienes han ganado más y mejores
experiencias en su vida profesional, a los docentes noveles que se inician en
la profesión y el oficio de enseñar.
La función de capacitación en los
TEPCEs es un espacio privilegiado, para que los educadores que asisten a los
cursos de profesionalización, puedan llevar a ese lugar los aprendizajes
alcanzados en estos eventos, y presentarlos a sus pares docentes y juntos
debatir, reflexionar y avanzar en la ampliación, profundización y modernización
de los conocimientos pedagógicos y didácticos.
Así los conocimientos aprendidos en los procesos de capacitación formal,
encontrarían tierra fértil para reproducirse y multiplicarse en los procesos de
capacitación no formal que los últimos viernes de cada mes se producen en los
TEPCEs.