A cinco años de haberse rescatado
y puesto en práctica los Talleres de Evaluación, Programación y Capacitación
Educativa –tepces--, estos se encuentran en el centro del debate educativo
nacional, unos y unas defendiéndolos y otros y otras atacándolos. Los defienden
los maestros y profesores de aula de la educación primaria y secundaria, y los
atacan profesores universitarios, investigadores, líderes religiosos y
sindicalistas del magisterio. Para los primeros son útiles y necesarios, para
los segundos una pérdida de tiempo.
Aunque no
todos saben que significa, el término tepce en la actualidad no solo forma
parte del vocabulario propio de la Pedagogía y de la Educación Nacional, y por
ende de todos los educadores del país, sino que de todos los estudiantes y de
los padres y madres de familia con hijos en la educación primaria y secundaria
del país.
¿Y qué son
y para qué sirven los tepces? Estos son talleres mensuales de programación y de
evaluación, en los que participan docentes de la educación preescolar, primaria
y secundaria, de centros educativos estatales, privados y subvencionados,
ubicados en un mismo Núcleo Educativo, de un mismo grado o asignatura de la
Educación Secundaria, cuyo propósito es evaluar el cumplimiento de los
objetivos de aprendizaje y de los programas de estudio del mes anterior, a fin
de reflexionar sobre las causas que facilitaron o impidieron el aprendizaje de
los estudiantes y tomar decisiones al respecto, y programar los objetivos,
competencias y contenidos a desarrollar en el mes siguiente.
Pero los
tepces no son solo evaluación y programación mensual del currículo, sino que
también son capacitación docente; capacitación que en el caso estos talleres es
intercapacitación o capacitación mutua entre docentes. Capacitación devenida
del diálogo horizontal entre docentes en el proceso de construcción curricular.
Los tepces
son así, a la vez que un proceso de reflexión y de construcción colectiva, un
mecanismo de regulación de la práctica docente, acerca de cómo sabemos qué
están aprendiendo los estudiantes, qué vamos a enseñar, para qué vamos a
enseñar, con qué estrategias didácticas vamos a enseñar, etc.
En este
contexto, resultados de los tepces, de acuerdo con el orden de su realización
en cada sesión de trabajo, son los siguientes: un informe mensual de evaluación
sobre el nivel de logro de los objetivos de aprendizaje propuestos para el mes
precedente; un currículo mensual para todos los grados del nivel Preescolar o
Primario o asignaturas del nivel Secundario a nivel nacional, contextualizado
según las características y condiciones de cada Núcleo Educativo, y múltiples
aprendizajes sobre para qué enseñar, qué enseñar, cómo enseñar, y cómo saber si
los estudiantes aprendieron o no aprendieron lo que los maestros les enseñamos.