jueves, 28 de julio de 2016

Aprender a conocer

El primero de los cuatro Aprendizajes propuestos por la Comisión encabezada por Jacques Delors entre 1993 y 1996, y que fueran presentados en la obra La Educación encierra un Tesoro es Aprender a Conocer. Este aprendizaje se refiere a la necesidad de los seres humanos de conocer la complejidad de las relaciones naturales y sociales del mundo que les rodea, para adaptarse y ser parte de él o someterlo a juicio y participar en su transformación. La Comisión considera este aprendizaje como medio y como fin, como medio significa el proceso de apropiación de los diferentes modos, maneras y procedimientos para aprender, a esto es lo que comúnmente se le conoce como “aprender a aprender”, lo que implica ejercitar funciones mentales como la atención, la memoria y el pensamiento.
La atención es una función mental que se debe aprender a ejercitar desde los primeros días de la primera infancia. Esto explica, de la importancia de la estimulación temprana, de la Educación Preescolar y de los primeros grados de la Educación Primaria para la niñez. Y dice también de las consecuencias que imponen las diferencias sociales, en tanto las oportunidades para el ejercicio de esta función no son iguales para todos los seres humanos. Estas no van a depender solamente de las características sicológicas de cada quien, van a depender también del lugar y posición del sujeto que aprende en la estructura social. Un niño o niña de las clases medias o acomodadas tendrá mayores posibilidades de aprender a atender a través de los diferentes medios, procesos y mecanismos cognitivos de la educación formal,  caso contrario es la situación de un niño o niña de los sectores empobrecidos que no asisten a las escuelas y solo tienen las posibilidades de la educación no formal e informal.  
Las oportunidades de la vida urbana, igual, van a ser diferentes en complejidad, desafíos y exigencias que las de la vida rural. Las nuevas corrientes culturales marcadas pozr el desarrollo de la televisión y de las nuevas tecnologías y la internet, son un medio para ejercitar la atención como medio de aprendizaje, de las cuales son beneficiarios quienes más fácilmente puedan acceder a las mismas. Desentrañar estas complejidades ayuda a comprender mejor las causas y origen de la desigualdad educativa, pero también de la calidad de la educación en nuestras sociedades.
Previo a la insurgencia de los medios electrónicos de almacenamiento y distribución de datos tan difundidos en la actualidad, la memoria humana ha sido una de las pocas capacidades ejercitadas  por los estudiantes en la vida escolar de nuestros países. Solo hay que recordar la enseñanza-aprendizaje de las reglas aritméticas y de la  ortografía y de la gramática  castellana en las escuelas, o los procesos de evaluación educativa, en donde el razonamiento y la interpretación han estado ausentes. Frente a esta situación y cuando computadoras, tabletas y celulares se adueñan de este atributo, la educación formal debe enseñar a que los estudiantes aprendan a manejar y usar productivamente las capacidades de esos aparatos, evitando alienarse a los mismos y que sean selectivos respecto a qué saberes memorizar  y cuales no y del cultivo de la memorización asociativa evitando el mecanicismo.   A la par de la atención y la memorización, el ejercicio del pensamiento, la articulación entre lo abstracto y lo concreto y las prácticas de los métodos deductivos e inductivos en el aula y la investigación, deben estar presentes en todo el proceso de aprender a aprender en la educación escolar.
La Comisión Delors concibe a Aprender a Conocer como medio, pero  también como finalidad. En este orden recomiendan a los niveles de enseñanza secundaria y superior, que la formación inicial debe proporcionar a todos los estudiantes, los instrumentos, conceptos y modos de referencia resultantes del progreso científico y de los paradigmas de la época, especialmente porque el conocimiento en la actualidad, en el contexto de la Revolución  Científica y Técnica, crece de manera exponencial, sometiendo a crisis a todas las apuestas curriculares de la educación escolarizada de todos los países, lo que obliga a elevar los rigores metodológicos para la escogencia y selección de aquellos contenidos con mayores niveles de pertinencia y eficacia respecto al presente y más aún pensando en el futuro.