A partir de la publicación de mi artículo titulado “Articulando el
Sistema Educativo”, el jueves 31 de enero pasado, algunos educadores nos
han escrito preguntándonos si la experiencia descrita respecto al
Programa de Intervención Curricular MINED-Universidades, era nuestra
propuesta para la solución del problema de los aprendizajes de las
matemáticas en nuestro país.
La respuesta obviamente es no. Lo realizado durante los años 2008 y
2009 fue una exitosa iniciativa para atender una coyuntura específica,
concreta y determinada, que a pesar de serlo, dejó múltiples
aprendizajes de todo tipo, tanto respecto a la urgente necesidad de
articulación entre los subsistemas educativos, especialmente respecto a
los currículos de la educación secundaria y la educación superior, como
respecto a los procesos de enseñanza- aprendizaje de las matemáticas.
En este contexto, sin pretender creer que nosotros tengamos la varita
mágica para resolver un problema de tanta complejidad, las siguientes
son algunas de nuestras consideraciones respecto a este tema. El
problema de los aprendizajes de las matemáticas en Nicaragua es de
carácter histórico estructural (desde siempre), construido como un
subproducto cultural, que trasciende, en mucho, las relaciones escolares
endógenas entre los que enseñan y los que aprenden.
Esto dice que el discurso acerca de la dificultad de los aprendizajes
de las matemáticas y el temor para enfrentarlas en el aula de clases de
parte de maestros y estudiantes, está inserto en las diferentes
interfases de la vida social de un país como el nuestro.
En el corazón de estas relaciones sociales de múltiples abordajes
posibles, se encuentra el actor social en el cual se materializará y
hará vida el aprendizaje matemático. En él o la estudiante, como en un
solo puño, se sintetizan todos los factores económicos, sociales y
culturales, favorables o en contra, de los aprendizajes, sea en
matemáticas o cualquier disciplina.
No es igual la oportunidad para aprender de un muchacho o muchacha de
clases pudientes, que uno o una de sectores populares; ni uno o una de
las zonas rurales comparado con los y las de zonas urbanas. La
naturaleza, origen social y circunstancias del estudiante son los
factores decisivos a considerar a la hora de discutir qué hacer con las
matemáticas y la calidad de la educación en las escuelas y la
universidad en Nicaragua.
La posición acerca de que el problema de la enseñanza-aprendizaje en
matemáticas y por lo general de la calidad de la educación, es una
cuestión cultural mucho más compleja que la que reduce estas variables a
la simple dimensión de lo escolar y sus componentes, obliga a
considerar el problema y sus soluciones de manera holística, sistémica e
integral y no sólo poniendo su atención en aspectos escolarizados como
el currículum, maestros, infraestructura y financiamiento, como gustan
opinar los expertos de algunas onegés opositoras al gobierno.
Se necesitará, por tanto, que conjuntamente con la atención a esos
componentes se realice una campaña permanente y a profundidad, de
difusión, educación y propaganda sobre las virtudes y consecuencias de
las matemáticas para la vida productiva y el desarrollo social, y de la
facilidad para enseñarlas y aprenderlas si, como dicen los pedagogos
japoneses, se enseñan y aprenden con sentido lúdico, como si fuesen un
juego.
El problema de las matemáticas y de la “mala educación” en Nicaragua
es una disfunción cultural, igual que lo es la basura en nuestras
ciudades, espacios públicos y carreteras, y no se solucionará si no es
concertando alrededor de un objetivo común, múltiples iniciativas y
mecanismos como las que ha propuesto nuestro gobierno en la actualidad
con la Campaña Vivir Bonito, vivir bien, en la cual están incluidas
alcaldías, escuelas, policía, empresa privada, medios de comunicación,
organizaciones políticas y sociales.
* Profesor.
migueldecastilla68@hotmail.com