En cualquier sociedad, la educación cumple con la tarea de
ser factor de reproducción de las calificaciones de la fuerza de trabajo y de
los valores de la ideología dominante, y derivado de esto, contradictoriamente,
la educación también es factor de movilidad y desigualdad social, en el
interior de la estructura social de clases de un país determinado.
Respecto al tema de los valores y su relación con la
educación, durante los dieciséis años de los gobiernos de formato liberal hay
un valor que sobresale, este es el dinero. La escuela neoliberal como el lugar
para aprender a vender y comprar y de preparación del estudiante para la vida
mercantil en un mundo y un tiempo donde todo se vende y todo se compra. Las
escuelas convertidas en pequeñas pulperías de comida chatarra, libros de texto,
lapiceros y servicios bancarios para el pago de las mensualidades por el
derecho a estudiar.
Pero la oferta ideológica neoliberal no se agotaba con un
componente tan duro como son los pesos y centavos, y por ello a la par se creó
en la sede central del Ministerio de Educación lo que se llamó Dirección de
Valores, cuyo propósito era “garantizar el rescate de las buenas costumbres” en
los miembros de las comunidades educativas. En este orden, se emitieron
normativas para los trabajadores de la sede ministerial, en las que se prohibía
a las jóvenes el uso de faldas cortas, escotes y telas transparentes y a los
varones se les orientaba el uso de saco y corbata. La doctrina de las faldas
cortas fue refrendada años después por un manual escrito por un señor de origen
peruano llamado Octavio Mavila, cuyo título era el Decálogo del Desarrollo.
Este manual no tendría nada de particular dado el contexto
en que se produjo, si no fuera por su apuesta ideológica falsa y mentirosa que
sin ningún rubor ofrecía que si los estudiantes nicaragüenses eran ordenados,
limpios, puntuales y respetuosos de los reglamentos, así como ahorrativos y con
deseos de superación, Nicaragua pronto saldría del atraso y el subdesarrollo
como, por esos motivos, habían salido de esa situación económica y social
Japón, Inglaterra, Estados Unidos y Alemania.
Como es posible observar, esta oferta ideológica enmascara
las verdaderas causas del subdesarrollo nicaragüense y latinoamericano. La
explicación de nuestro atraso y subdesarrollo está relacionada más con las
formas y maneras como se conformaron las clases sociales a través de la
historia nacional y las relaciones políticas, económicas y culturales de la
oligarquía nicaragüense con las clases dominantes a nivel internacional, que
con nuestra ancestral y proverbial falta de puntualidad nicaragüense.