jueves, 26 de abril de 2012

Semana de Acción Mundial por la Educación

Fue a inicios de 1996, que con motivo de las elecciones generales de ese año, un conjunto de más de 100 ONG nacionales de todo tipo y perfil, se dieron cita para pensar el país, producir una agenda mínima para el nuevo gobierno y fundar la llamada Iniciativa por Nicaragua.

En ese evento se crearon seis foros sectoriales, de los cuales, debido a la terquedad y perseverancia de algunos de sus miembros, el único que sobrevivió fue el foro dedicado a la educación, que desde entonces comenzó a llamarse Foro de Educación y Desarrollo Humano de la Iniciativa por Nicaragua (FEDH-IPN).
Durante sus primeros seis años, el FEDH-IPN tuvo como casa-sede al Instituto de Educación de la UCA (IDE-UCA) y el apoyo incondicional y permanente de Juan Bautista Arríen. Posteriormente, con mayoría de edad institucional, el FEDH-IPN cobró autonomía, inauguró sede con dirección propia, obtuvo personería jurídica y poco a poco fue creciendo en actividades, presencia e influencia.

El eje transversal de todas las actividades del FEDH-IPN, desde su fundación, ha sido el Derecho a la Educación. Y no era para menos, el Foro nació en el verano de 1996, en lo más álgido de la más violenta negación a ese Derecho Humano fundamental que recuerde la historia de la educación de nuestro país, como fue el programa neoliberal de privatización de la educación conocido como Autonomía Escolar.
Cuatro años después, en 2000, cuando, como consecuencia de la Conferencia de Dakar se les asignó a las organizaciones de sociedad civil del mundo la función de monitoreo de las políticas orientadas a garantizar el Derecho a la Educación; miles de organizaciones nacieron, y poco a poco se fueron agrupando en Foros nacionales sobre el tema del “Derecho”, los que después se constituyeron a nivel continental y mundial en la Campaña Mundial de Acción por la Educación.

A Nicaragua y al Foro de Educación y Desarrollo Humano de la Iniciativa por Nicaragua, le cabe el alto honor de haber sido una de las organizaciones fundadoras de la Campaña Mundial, haber sido una de las primeras redes de OSC en el mundo, y haber levantado a la Educación como un Derecho, cuatro años antes de que se comenzara a hablar con fuerza y constancia de este reclamo universal.

Una de las tareas del FEDH-IPN ha sido la de formular Agendas Educativas para ser presentadas a los candidatos a presidentes de la República en cada cotejo electoral. Así fue en 2006 y así fue en 2001. Para las elecciones de 2011 el Foro no elaboró ninguna Agenda, en tanto asumió que la obra que el gobierno sandinista venía realizando en el terreno de la educación, coincidía en gran medida con los pedidos y reclamos que el FEDH-IPN había venido demandando desde su fundación.

Uno de estos temas era el de la alfabetización de adultos, y precisamente en 2009, cuando Nicaragua fue declarada Territorio Libre de Analfabetismo, la Campaña Mundial por la Educación dedicó la Semana de Acción por la Educación de ese año, al tema de la necesidad de la alfabetización en el mundo.
La celebración, en abril de cada año, de una semana dedicada a temas monográficos relacionados con el Derecho a la Educación, une a todas las personas de buena voluntad en el planeta tierra, para alzar la voz por la Educación de las poblaciones en situación de pobreza; a las que históricamente se les ha negado el gozo de ese derecho, “la llave --como decía Katerina Tomasewski-- que abre la puerta a todos los demás derechos”.

Este año, la Semana de Acción Mundial por la Educación está siendo dedicada a la Educación y Cuidados en la Primera Infancia, la cual, como en 2009 con el tema de la alfabetización, coincide plenamente con otra política educativa de nuestro gobierno, como es la Política Nacional de Primera Infancia, dada a conocer a fines de noviembre de 2011.

Junto al FEDH-IPN, como representante en Nicaragua de la Campaña Mundial por la Educación, participan en la celebración de la Semana: Fe y Alegría, La Cuculmeca, Unicef, Movimiento Comunal, la UNAN-Managua, Educando Nicaragua, Cantera, Aldeas SOS, Capri, Intervida, Feconori, Save the Children, Cecim, IPEC-OIT y la Mesa Temática de Educación Inicial. 

* El autor fue cofundador del FEDH-IPN, en febrero de 1996

jueves, 19 de abril de 2012

Los modelos académicos de la Universidad nicaragüense

En nuestro articulo Algunos tópicos para el estudio de la Universidad Nicaragüense, publicado en El Nuevo Diario el pasado 22 de marzo, afirmamos que del análisis del recorrido de doscientos años de la Universidad Nicaragüense (1812-2012), era posible derivar cuatro tópicos para comprender las características actuales de las instituciones de Educación Superior de nuestro país.

Uno de esos tópicos era el de la evolución de los modelos académicos universitarios, en cada etapa de la historia de la institución académica. No existe consenso entre los especialistas y estudiosos de la Educación Superior acerca de lo que se entiende o debe entenderse por Modelo Académico Universitario. La mayoría ni lo menciona y cuando lo hacen es para referirse con este nombre a las Estructuras Académicas Universitarias.

También se ha encontrado que a veces la expresión Modelo Académico es utilizada como sinónimo de Modelo Curricular, Modelo Didáctico o Modelo Docente (de enseñanza-aprendizaje). Frente a esta insuficiencia, para el análisis de esta categoría hemos construido un tipo ideal de Modelo Académico, cuyas fuentes teóricas son: la formulación propuesta por José Ortega y Gasset en su ensayo La Misión de la Universidad, consistente en: la ampliación del conocimiento (investigación), la enseñanza de las profesiones (enseñanza-aprendizaje) y la transmisión de la cultura (extensión); el materialismo dialéctico del señor Carlos Marx aplicado a la Teoría de Sistemas, y el estudio y observación empírica de las experiencias universitarias de algunos países de Europa, Asia y América Latina.

En este orden, por Modelo Académico entendemos a las formas, modos o maneras particulares, que en cada caso concreto, asume cada universidad, durante el proceso de realización sistémica de sus misiones y tareas, en los campos de la investigación, la enseñanza y la extensión o vinculación con sus entornos.
De esta manera, para cada etapa de la historia de la Universidad Nicaragüense, es posible identificar diferentes modelos académicos de Universidad.

En la etapa de la Universidad Colonial, el modelo académico fue el de la enseñanza. A partir de entonces, para el consenso y la comprensión colectiva, en Nicaragua y demás países de América Latina y el Caribe, el modelo académico basado en la Función de la enseñanza y el concepto de universidad, pasaron a ser similares. Desde entonces, la palabra Universidad fue sinónimo de escuela, profesores, estudiantes, libros, carreras, títulos, togas y birretes, y así fue para cada una de las etapas posteriores de la Universidad Nicaragüense, en donde, desde la etapa de la Universidad Napoleónica hasta hoy, la enseñanza ha sido y es la función universitaria por excelencia.

De esta manera, la Universidad Napoleónica, inaugurada en Nicaragua mediante decreto del general Joaquín Zavala del 03 de abril de 1879, recibe de la Universidad Colonial, intacto, el modelo académico de la enseñanza. No cambia el modelo académico, lo que va a cambiar va a ser la estructura académica de la institución universitaria, ya que a partir de entonces, y hasta ahora, la universidad se organizará en Facultades y Decanatos, siendo estas: Ciencias y Letras, Derecho, Medicina, Farmacia y Ciencias Naturales. De igual manera, a partir de entonces, la administración de la universidad, pasa de manos de la Iglesia a las del Gobierno de la República.

Será a inicios de los años sesenta, que con la Autonomía Universitaria y bajo el liderazgo de Mariano Fiallos Gil, la universidad va a mudar su modelo académico tradicional, al incorporársele a la par de la función de la enseñanza, una nueva función, la de la Extensión Cultural Universitaria. En cumplimiento de esta función se aperturaron cursos de verano y se crearon grupos de teatro y revistas culturales y literarias, como Cuadernos Universitarios y Ventana. La función de investigación vino a la Universidad Nicaragüense con la Revolución Sandinista y la Universidad Popular de los años ochenta. Fue hasta entonces que la Universidad Nicaragüense logró totalizarse según el pedido del filósofo español. En el tiempo, ese es el tamaño de nuestro atraso, la propuesta había sido formulada cincuenta años antes.

Hoy, en Nicaragua, la universidad en tiempos de neoliberalismo está fincada sobre un amplísimo archipiélago de modelos académicos, que van desde universidades en las que si bien es cierto se practican las funciones del tríptico orteguiano, estas se presentan desarticuladas; hasta centros de enseñanza terciarios, llamados comúnmente universidades, pero que no pasan de ser simples escuelas de tercer nivel del sistema escolar, que tienen como precedentes los niveles primario y secundario.

* Profesor

jueves, 12 de abril de 2012

Influencias externas en la construcción de la universidad nicaragüense

Uno de los tópicos que sobresale en la revisión histórica de los 200 años de la universidad nicaragüense, es que esta y sus reformas, en cada una de sus etapas, no fue surgiendo de manera autónoma como producto del pensamiento y del debate de las ideas en el terreno de la cultura universitaria nicaragüense, sino que esta en todos los casos, desde la universidad colonial, la bicentenaria, hasta la universidad neoliberal actual, ha sido el producto de la influencia y determinación exógena, sea porque una institución externa, generalmente religiosa tomó la decisión de crear algún tipo de centro de educación superior en el país; sea porque las universidades pertenecieran a alguna red en el campo internacional, o sea producto de algún movimiento político, económico y social, en el que las universidades como órganos de diseminación cultural e ideológica, por su misma condición, no pudieron evadir el impacto externo, y por el contrario, pasaron a ser aparatos de reproducción de los mismos.     

Respecto a las universidades como decisión de alguna institución externa, el ejemplo clásico es el de la Universidad de León fundada el 10 de enero de 1812, por acuerdo del Rey de España, respondiendo a petición del presbítero Rafael Agustín Ayestas, Rector del Seminario Conciliar de San Ramón, quien  había solicitado la autorización para “expedir grados menores, previos a los exámenes correspondientes”.
Otros casos de universidades fundadas por instituciones de origen externo han sido la Universidad Centroamericana, UCA, fundada en 1960 por la Compañía de Jesús; y la Universidad Politécnica de Nicaragua, Upoli, fundada en 1967 por la Convención Bautista de Nicaragua.

El caso de universidades cuyas reformas y modelos de modernización han caminado de la mano de organismos internacionales, ha sido el de las universidades nacionales, que desde hace más de 60 años pertenecen a organizaciones regionales como el Consejo Superior Universitario Centroamericano, CSUCA, y la Unión de Universidades de América Latina, UDUAL.

El apoyo e influencia del Csuca a la Educación Superior Pública nicaragüense de los años 60, con la creación de los estudios generales y la departamentalización, se va a repetir desde mediados de los años 80 del siglo pasado hasta hoy, con la implantación de un conjunto de programas regionales en los campos de la investigación, los posgrados y en especial con los procesos de autoevaluación y acreditación de las universidades, como parte del mega-programa de globalización capitalista neoliberal a nivel mundial, del cual los sistemas escolares y en especial las universidades, son parte.

Otra de las influencias venidas desde el exterior, y que han impactado en la institucionalidad universitaria, han sido grandes movimientos políticos, económicos y sociales, que por causas obvias han convertido a las universidades a sus propósitos y estrategias, como lo fueran la Revolución Popular Sandinista que, con la consejería cubana, produjera la universidad popular de los 80, y la insurgencia y consolidación del capitalismo neoliberal, y con ello la privatización de los conocimientos, la ciencia y la técnica; el arte, la cultura y, por ende, las universidades. 

En este contexto, suponer a la universidad nicaragüense como producto de múltiples influencias exógenas, implica poner en evidencia, por un lado, la ausencia de debate y acuerdo colectivo sobre la idea de universidad, y dos, la absoluta y radical relatividad del concepto de autonomía universitaria, en un país de la periferia capitalista como el nuestro.

La ausencia de debate sobre el sentido de la palabra universidad, como parte de otras tantas carencias en nuestro desventurado país, no quiere decir, de ninguna manera, que entre los miembros de la comunidad universitaria nicaragüense no ha habido personas que de manera individual no hayan dedicado muchas horas de su vida a pensar en la universidad; lo que quiere decir es que ese pensamiento, por diferentes motivos, del que no escapan los motivos políticos, no ha encarnado en la mentalidad colectiva y generado una propuesta de modelo autónomo y nicaragüense de universidad para el presente y el futuro. El otro tema derivado de las influencias externas en el proceso de construcción de la universidad en Nicaragua, es el de la absoluta y radical relatividad de la autonomía universitaria en el subdesarrollo, pues, ¿de qué autonomía hablar en estas circunstancias?, ¿autonomía respecto a qué o a quién?, ¿al organismo que la creó, a la red de universidades a que pertenece, al mercado, al Estado? ¿Respecto a quiénes sí, y respecto a quiénes no?.