martes, 18 de febrero de 2014

El estilo predominante del análisis mediático educativo en Nicaragua

Este enero 2014 no fue diferente al de los últimos diez años. Voces distintas, de manera individual y colectiva, en entrevistas de prensa y artículos de opinión, se pronunciaron sobre los orígenes y consecuencias de los resultados de los exámenes de admisión de la UNI y la UNAN-Managua.

Respecto a los orígenes, la lista se extendió de manera desarticulada, uno a uno por toda la geografía de la vida escolar. Para unos la causa reposa en el bajo financiamiento de parte del Estado; para otros somos los docentes; otros señalan los contenidos de los programas de estudio; otros se refieren a la falta de exigencia de los padres a sus hijos, etc.

El formato de los análisis es casi siempre el mismo: se inicia seleccionando un factor conectado con los resultados; paso seguido se aventura un diagnóstico sobre la supuesta realidad y al final se proponen recomendaciones para dar solución al factor en crisis. Así con el financiamiento educativo. Así con los docentes. Así con el currículum, etc.

Pero este proceso adolece de una insuficiencia de base, dado que a imagen y semejanza del sistema escolar que se busca cambiar, los análisis y propuestas se presentan desarticulados y desligados de los otros factores con los que el factor causal escogido teóricamente se relaciona sistémicamente. Por ejemplo, el del financiamiento, el que por su naturaleza se realiza fuera de la relación que se da entre docentes, estudiantes y contenidos y que cada vez que se menciona como la clave para solucionar todos los problemas de la educación, se presenta separado de su principal propósito, justificación y motivo como son las políticas educativas, es decir, en qué y cómo se va a invertir el dinero previsto como ideal.

Iguales son los casos de cuando se seleccionan los factores docentes y contenidos curriculares. Estos de nuevo se presentan separados de los otros factores o componentes de su entorno. Al final el maestro aparece como el culpable de la mala educación, cuando el está solo en la tarea educativa, y los estudiantes solamente pasan cinco horas en su compañía de las veinticuatro horas que tiene cada día.

Con el currículum pasa igual, el acento se pone en los contenidos, ignorándose los ductos de comunicación que deben construirse con los docentes y los otros medios para su realización en las aulas de clase.

¿Y cuál es el problema y cuáles las consecuencias? El problema es que para identificar las causas de las malas notas de la educación, estas se fraccionan en pequeños islotes, olvidando el carácter complejo, multifactorial y sistémico de la educación. Sea el de la educación de un estudiante, de un grupo en un aula de clases o de toda la matrícula de todos los estudiantes del país de un año escolar determinado. Del todo educativo nacional se toma una parte y se analiza como si fuese el todo. Hay estudiantes aplazados en el sistema escolar, porque no se capacita y se paga poco a los maestros; o porque el currículum no es atractivo para sus usuarios y empresarios; o porque el financiamiento de parte del Estado es bajo.

Esta manera de analizar los procesos educativos en los medios de prensa del país, provoca al menos dos consecuencias a saber: uno, en tanto el enfoque es reduccionista, las soluciones que se ofrecen son reduccionistas y por lo tanto falsas y engañosas; y dos, se oculta y enmascara el permanente estado de fragmentación de los procesos de la educación, tanto en los niveles macro como microestructurales, postergando las soluciones y legitimando la desarticulación como manera de ser de la educación escolar nicaragüense.

*Sociólogo, profesor UNAN-Managua.

migueldecastilla@hotmail.com

jueves, 6 de febrero de 2014

La desarticulación del sistema de formación docente en Nicaragua

La desarticulación del sistema educativo nicaragüense es un hecho tan profundo y extendido, que no deja ningún espacio del cuerpo educativo sin afectar. No se trata como, se cree comúnmente, de que la desarticulación solamente sea entre el currículum de la educación secundaria y el de la educación superior, sino que esta está presente en todos los intersticios de la educación, siendo, desde que se fundara el sistema educativo nicaragüense en el siglo XIX, la manera de ser de la educación nacional.

Las consecuencias de esta situación se expresan en el desencuentro de los múltiples procesos y continuos educativos, que, articulados a manera de red, integran o desintegran ese constructo conocido como calidad de la educación. Por ello es que los procesos articulación-desarticulación es posible observarlos tanto en los factores endógenos, a lo interno del hecho educativo concreto en la relación estudiante-contenido curricular-docente, como en los factores exógenos, en el entorno sociológico del hecho educativo, y la relación de estos con los factores internos mencionados.

Dos de las áreas de mayor sensibilidad e importancia respecto a la calidad de la educación, y por ende de los aprendizajes de los estudiantes, en donde es posible observar con mayor claridad la desarticulación de la educación, son el tendido curricular y los procesos y acciones de formación y capacitación docente derivados del mismo.

Sobre los planes y programas, los procesos de desarticulación no se dan solamente a nivel general de un nivel educativo, grado de estudio o carrera, sino que también a nivel particular de las prácticas de las mismas asignaturas que se imparten en un determinado grado de la educación primaria, año de la educación secundaria o semestre de una determinada carrera universitaria.

Respecto a la formación y capacitación docente, en Nicaragua existen muchas instituciones públicas y privadas que se dedican a estas tareas. Para la formación del magisterio primario, ocho escuelas normales públicas, tres escuelas normales privadas y el Departamento de Pedagogía de la Facultad de Educación de la UNAN- Managua. Para la formación del personal docente para la educación secundaria existen las facultades de Educación de la UNAN de Managua y de León, de la BICU y de Uraccan, y de algunas privadas como la Unica. Todo lo anterior expresa la existencia en esta área de la educación nacional de un amplio universo, cuya característica fundamental es la fragmentación y la desarticulación, cuando lo correcto debiera ser la coherencia y la homogeneidad.

Si bien es cierto esta problemática no es nueva, dado que la misma hunde sus raíces en los años cuarenta y sesenta del pasado siglo, cuando se fundaron estas instituciones, esta se presenta con mayor claridad y urgencia en la actualidad, debido a dos factores de mucha importancia: uno es la relevancia social e importancia que todos los sectores conceden a la calidad de la educación. El otro es la existencia de un nuevo modelo curricular para la educación básica y media en marcha desde febrero del año 2009, el que para su ejecución necesita mucha coherencia entre los contenidos culturales y objetivos de este y los conocimientos, habilidades y destrezas de los actores y realizadores del mismo en los centros educativos y que son formados en las escuelas normales y las facultades de Educación.

Precisamente este último tema es el que obliga a pensar con urgencia en la necesidad de unidad, alianza y articulación entre los centros de formación y capacitación docente del país y la construcción de un currículum básico común en armonía con los contenidos del currículum para el estudiantado de la educación básica y media. En suma, coherencia básica mínima entre lo que se aprende en las aulas normalistas y las facultades de Educación y lo que se enseña y se aplica en las aulas de la educación primaria y de la educación secundaria.

En la actualidad esta coherencia no existe, y seguramente es una de las tantas causas de muchas de las lamentaciones y malas palabras que hoy leemos y escuchamos en los medios sobre las malas notas de la calidad de la educación en Nicaragua.


* Sociólogo. Profesor UNAN–Managua.

migueldecastilla68@hotmail.com