jueves, 25 de agosto de 2016

Asedios a una sociología de la Cruzada Nacional de Alfabetización

Durante la presente semana, Nicaragua conmemora el XXXVI Aniversario de la finalización de la Cruzada Nacional de Alfabetización.
La Cruzada no se realizó como componente de una política ministerial de desarrollo educativo normal, común y corriente en cualquier país, cuya meta fuese solamente alfabetizar, sino que la misma fue parte fundamental de una Revolución social en marcha en contra de una Dictadura, que no solo era de carácter militar sino que también cultural, y en la cual el analfabetismo y los bajos niveles de escolaridad eran matrices privilegiadas de su reproducción.  Por ello es que, el paso inmediato después del triunfo de la Insurrección armada, fue la convocatoria, organización y realización de la Insurrección Cultural, a la cual se llamó: Cruzada Nacional de Alfabetización, Héroes y Mártires de la Liberación de Nicaragua y que finalizara un 23 de agosto de 1980.
Siendo un movimiento cultural de carácter nacional, la Cruzada significó un parteaguas para muchos sectores de la vida nicaragüense.  La Cruzada contribuyó a generar un nuevo tipo de familia, al reunir masivamente a familias de origen urbano, de las cuales provenían los 65,000 alfabetizadores de los centros educativos públicos y privados que se movilizaron a alfabetizar, con familias campesinas, en donde en muchos casos, la mayoría de sus miembros eran analfabetas.  Así, en la relación entre las familias urbanas de los alfabetizadores con las familias rurales de los alfabetizandos, los dos tipos de familias se transformaron. Muchas familias de uno y otro sector, después del 23 de agosto de 1980, quedaron unidas para siempre.
Respecto a los alfabetizadores, muchachos y muchachas que durante seis meses comieron lo que comían las familias campesinas, durmieron como ellos dormían, acompañaban a los campesinos en sus tareas de labranza diarias y por las tardes o las noches alfabetizaban a quienes no sabían leer y escribir.  Un multitudinario proceso en el que se hacía vida  la vieja tesis de Paulo Freire acerca de que toda relación social es una relación pedagógica, motivo por el cual, en el hecho educativo concreto el aprendizaje es mutuo, debido a que aprende tanto el estudiante que aprende, como el maestro que enseña.
Lo mismo que sucedió con las familias, pasó con las muchachas y muchachos que fueron a alfabetizar.  Al retornar a las ciudades  de las montañas del país, retornaron transformados y transformadas, tanto en lo referido a sus actitudes en el seno de sus familias como frente a los problemas de la vida cotidiana.  Retornaron más maduros, más responsables, más independientes y autónomos, la relación con los campesinos en la acción alfabetizadora los había transformado.  Pero el cambio no sólo fue de tipo actitudinal sino que también ideológico.  Antes de 1980 la juventud nicaragüense no tenía una ideología definida ni bandera por la cual luchar.  El contacto directo con la pobreza y sus principales actores los campesinos analfabetos, les dio un norte y ese norte tenía un nombre, el sandinismo y el Frente Sandinista de Liberación Nacional como sinónimos de justicia social.
En esa matriz educativa, absolutamente natural en la relación  bipolar educador-educando, (alfabetizador-alfabetizando), multiplicado en cienes de miles de veces en todo el país, nació una poderosa organización juvenil: la Juventud Sandinista 19 de julio; la misma organización que hoy, 36 años después, a la vez que continúa alfabetizando, está organizada en Movimientos deportivos, culturales, ecológicos y solidarios, y distribuye paquetes alimenticios a los ancianos discapacitados; láminas de zinc, cerdos y gallinas ponedoras del Programa Hambre Cero y bolsas solidarias a las familias empobrecidas en toda la geografía nacional.
La Cruzada redujo el analfabetismo del 52 al 12 por ciento en 1980, pero esa relación  cuantitativa, siendo relevante, no fue ni es lo más importante, lo de mayor transcendencia fue y es la transformación cultural radical de las familias y los jóvenes que ayer fueron a alfabetizar y tenían entre 18 y 25 años y hoy tienen alrededor de sesenta años y son padres y madres o abuelos y abuelas, los 19 de julio en su inmensa mayoría van con sus niños a llenar plazas,  trabajan, enseñan a sus hijos a ser solidarios y en noviembre próximo van a votar.

jueves, 18 de agosto de 2016

Juan Bautista Arríen y su Vida más allá de Uno

El pasado martes 9 de agosto, los nicaragüenses conmemoramos el Segundo Aniversario del fallecimiento de uno de los educadores de mayor prestigio y que más hondo calara en el ethos magisterial nicaragüense: el Doctor Juan Bautista Arríen.
Como Rubén Darío o Pablo Neruda, dejó para los estudiosos de su obra, su autobiografía, con el título de La vida más allá de Uno.  En esta obra, no solo describe  los días de su vida, desde la explicación de su propio nombre, hasta los días de inicio del Gobierno Sandinista en el año 2007, sino que formula, discute y propone el sentido de su propia Vida.
Filósofo al fin, para construir el concepto sobre su vida, Arríen toma lo esencial del Constructivismo de Lev Vigotsky, del Existencialismo de Kieerkegaard y Sartre y de la Antropología Filosófica de Max Scheler para con esos insumos concluir que la Vida (su vida) es una construcción social.  “La vida, dice,  es a la vez de Uno pero con los otros.  Mi vida es una, pero no solo mía, sencillamente porque la he hecho con multitud de personas que se han conectado con ella.  Es una vida compartida sin dejar de ser absolutamente mía”.
De su amigo, el sacerdote jesuita y poeta Ángel Martínez Baigorri, toma el siguiente verso como síntesis de su concepción sobre la vida y de su conexión con Dios: “Doy gracias a Dios, decía el padre Ángel, por la atroz felicidad de haber nacido, daré gracias a Dios porque me ha amado”, a lo que Juan Bautista responde y completa: “Doy gracias a Dios y a la vida, por la multitud de personas que han compartido conmigo su construcción”.
Con fundamento en esta idea filosófica y sociológica, acerca de que la vida no es de uno si no es con las otras personas de su entorno con quienes se ha construido la misma, Juan Bautista va hilvanando los siete capítulos del recorrido de su vida.
En el primer capítulo, nos cuenta sobre su nacimiento el 13 de mayo de 1931, en el contexto de la Segunda Guerra Mundial en Durango-España y de su adolescencia y juventud; su ingreso a la Compañía de Jesús, su venida a América Latina, El Salvador, Ecuador y Nicaragua y sus encuentros con la educación,  la política y los nicaragüenses. El segundo y tercer capítulo de su obra se lo dedica a la Universidad Centroamericana (UCA). Ahí están las raíces de la UCA de hoy como institución educativa y cultural de primer nivel en Nicaragua.  Léase: la Revista Encuentro, la Editorial, el Bufete Popular, el Instituto Juan XXIII. La UCA durante el período insurreccional de los años setenta, siendo Vicerrector Académico y Rector.
El capítulo IV Juan Bautista se lo dedica a la Revolución Sandinista y a su roll como Director de Planificación en el Ministerio de Educación. En este período coordinó en compañía de Róger Matus Lazo la elaboración del libro Nicaragua: Diez años de Educación en la Revolución, sin duda la mejor y más completa obra sobre la experiencia educativa de la Epopeya. Igual en este capítulo relata cómo inició sus primeros contactos con la Unesco, para finalizar siendo hasta el día de su muerte Secretario Permanente de la Comisión Nicaragüense de Cooperación con esta Organización.
En los capítulos V, VI y VII, relata sobre su retorno a la UCA, sobre la fundación del Instituto de Educación de la UCA y de las principales tareas cumplidas con otros compañeros en los campos de la educación nacional, en los días de las múltiples luchas en contra del proceso de privatización de la educación pública nicaragüense, en los años finales del siglo XX en Nicaragua.  En el capítulo VI Juan nos cuenta sobre sus otras luchas frente al dolor producto del cáncer, la hepatitis C y la muerte de su hijo Xabier Ignacio. Nos habla del amor y sus amores y de sus familias de Nicaragua.
Hoy cuando quienes acompañamos a Juan Bautista durante el proceso de construcción de su vida, nos reunimos para recordar aquellos días, nuestro compromiso es que su nombre y su obra sigan siendo faro y ejemplo para las futuras generaciones de educadores nicaragüenses.

jueves, 11 de agosto de 2016

Aprender a vivir junto a los demás

De los cuatro aprendizajes propuestos por  la Comisión de la Unesco  presidida por Jacques Delors en la obra La Educación encierra un Tesoro (1996), el tercer Aprendizaje es: Aprender a vivir juntos, Aprender a vivir con los demás.
Respecto a la orientación  de este aprendizaje, y contrario al sentido de su apuesta  y a la máxima aspiración de la Unesco, acerca de un  mundo por todos compartido construyendo una Cultura de Paz, la realidad ha sido que todas las mañanas el mundo despierta con  noticias de primera página signadas por la violencia y la muerte.  No hay necesidad de buscar en la prensa europea, aquí nomás en nuestro vecindario en Guatemala, El Salvador y Honduras, o más cerca de nosotros con la noticia de todos los días, relacionadas con la violencia intrafamiliar y la violencia en contra de las mujeres.
El análisis global de la Unesco sobre los orígenes de la violencia en el mundo, le conduce a afirmar que en la mayoría de los casos se debe a los múltiples prejuicios que se producen en el interior de las relaciones entre los seres humanos.  En estas circunstancias y ante los reducidos éxitos de la educación en este terreno, la Comisión Delors se pregunta: ¿Sería posible concebir una educación que permitiera evitar los conflictos o solucionarlos de manera pacífica, fomentando el conocimiento de los demás, de sus culturas y espiritualidad?
La Comisión reconoce todos los esfuerzos que realizan las escuelas para enfrentar la situación de violencia en nuestros países, en este orden de cara a fortalecer las mismas, sugieren dos orientaciones complementarias, a saber: primero, la realización de acciones para alcanzar el descubrimiento del Otro (y la otra); segundo, la participación de las personas especialmente de los jóvenes en proyectos comunes.
Respecto al descubrimiento del Otro, la Comisión expresa que la educación tiene una doble misión: por un lado enseñar a los estudiantes sobre la diversidad de la especie humana, y por el otro, contribuir a la toma de conciencia sobre las semejanzas e interdependencia entre los seres humanos.
Para cumplir con estas tareas el primer conocimiento que los seres humanos debemos adquirir es el referido a uno mismo, el conocimiento sobre sí mismo, el gnosce te ipsum de los griegos.  Tener conciencia sobre nosotros mismos significa conocer nuestras fortalezas, nuestras debilidades y nuestra ubicación en el mundo de las relaciones sociales en que vivimos, que es igual a lo que Marx llama conciencia de clase.  La familia, la escuela y la comunidad deben ayudar al estudiante a descubrir quién es.  Cuando el estudiante sepa y reconozca quién es y cuál es su identidad como ser humano, solo así podrá realmente ponerse en el lugar de los otros y comprender su problemática para solidarizarse con ella.
Este enfoque es particularmente útil en países con diversidad racial y religiosa como el nuestro y otros de América Latina y el Caribe.  Muchos de los grandes problemas de las sociedades altamente desarrolladas hoy, tienen que ver con el mismo.  En Orlando.  En París.  En Niza. En Bruselas. 
El aula de clases debe ser un aliado de gran importancia para alcanzar el propósito de comprensión del otro, avanzando cotidianamente hacia una metodología pedagógica más dialógica y horizontal, yendo más allá o articulados a  los programas antibullyings.
Las distancias y las diferencias entre las personas, especialmente entre los jóvenes de ambos sexos, se aminoran y reducen cuando estos se agrupan y participan en proyectos comunes.  La práctica del deporte y de programas sociales y medioambientales en el que participan jóvenes de diferente origen social, ha producido buenos resultados en este campo según estudios sobre la experiencia internacional.
Nicaragua, desde los años ochenta con la experiencia de la Cruzada Nacional de Alfabetización, es un buen ejemplo,  principalmente con la participación política de los jóvenes en agrupaciones como la Federación de Estudiantes de Secundaria y la Juventud Sandinista.  Esta última organizada en Movimientos Ambientalista, Cultural, Deportivo, Solidario, Alfabetizador a la vez que ayudan a solucionar sus problemas a comunidades empobrecidas, aprenden de las mismas construyendo conciencia de solidaridad con los otros y las otras y entre ellos mismos.

jueves, 4 de agosto de 2016

Una Educación para la complejidad

El segundo aprendizaje presentado por la Comisión Delors de la Unesco  en la obra La Educación encierra un tesoro, es Aprender a Hacer. Este aprendizaje y Aprender a Conocer, completan un círculo virtuoso eficiente y productivo. Uno y otro aprendizaje responden y dan sentido a las preguntas: ¿para qué aprender? y  ¿para qué enseñar?
Frente a las complejidades actuales y futuras de los mercados de trabajo, a los cuales la educación debe responder, la Comisión Delors plantea la siguiente interrogante: ¿Cómo enseñar al estudiante a poner en práctica sus conocimientos y, al mismo tiempo, cómo adaptar la enseñanza al futuro mercado de trabajo, cuya evolución no es totalmente previsible?
Como se podrá observar, la problemática no puede ser más compleja, por un lado la educación debe responder tanto a las necesidades inmediatas de la economía y de los propios estudiantes como sujetos de aprendizaje, y por otro lado, la educación debe dar respuesta tanto a las necesidades de los procesos productivos del futuro, como de las calificaciones de la fuerza de trabajo necesarias para su realización. La atención simultánea a estos dos imperativos del presente y del futuro, es lo que se conoce como pertinencia social de la educación, y por causas obvias deben estar presentes en los escritorios de los programadores de los currículos de las instituciones de educación superior y de la educación técnica y profesional, y de los Centros de formación docente en las Escuelas Normales y las Facultades de Educación. 
La Comisión de la Unesco, camino a responder a estas interrogantes, establece diferencias entre las economías de las sociedades altamente industrializadas y desarrolladas, en donde las estructuras y características de los mercados de trabajo son muy complejos, y las economías en las que existe de manera generalizada el trabajo informal.
La relación entre el trabajo y la educación en las sociedades de economías industrializadas, transita y cambia a medida que evolucionan los modos y maneras del factor trabajo, desde la época en que predominaba el trabajo físico y manual y eran necesarias destrezas y habilidades que se enseñaban en los cursos de formación técnica y profesional, hasta la época actual en que las economías y el trabajo se enfrentan a amplios procesos de “desmaterialización”, provocando transformaciones principalmente en lo relacionado a las relaciones de trabajo, por lo que las exigencias tienen que ver con capacidades de iniciativa para comunicarse, de trabajar en equipo, afrontar y solucionar conflictos y asumir riesgos.
En estas circunstancias la expresión “Aprender a hacer”, de uso límpido y transparente en el pasado y fácilmente inteligible en los países de economías no estructuradas, ha perdido su significado en las economías altamente desarrolladas, en donde “a las tareas puramente físicas le suceden tareas más intelectuales y más cerebrales, a medida que las propias máquinas se vuelven más “inteligentes” y que el trabajo se “desmaterializa”. 
Contrario al caso anterior, en las llamadas economías no estructuradas en las que las actividades asalariadas no son las más frecuentes, el factor trabajo tiene otra naturaleza. En muchos países de América Latina y el Caribe, África y Asia la mayoría de las poblaciones trabaja en el sector informal de la economía, el que convive con otros sectores que trabajan en actividades agrícolas y un sector reducido que labora en la llamada economía formal. En estas circunstancias y cuando hay diferentes destinos, para los programadores del currículum la situación no puede ser más compleja, en tanto hay que ofrecer respuestas con altos niveles de flexibilidad, capaces de adecuarse a todas las situaciones posibles, en las aulas de clase y en los futuros puestos de trabajo. 
Se trata no solo de preparar a los estudiantes para el desempeño de una profesión o una destreza determinada, sino que también para la movilidad horizontal de los mismos en diferentes tipos de oficios y tareas y en las diferentes formas y modos productivos, tanto de la economía formal  como en otras de la economía no formal. Una educación y una formación para la complejidad en las circunstancias del subdesarrollo. Igual a una educación y una formación para la complejidad, en las sociedades de economías altamente desarrolladas.