jueves, 26 de noviembre de 2015

Las computadoras desafían a las escuelas

En la presente semana se realiza en nuestro país el Foro Iberoamericano sobre Educación y Cultura en la Era Digital.
La circunstancia es oportuna para recordar que frente a la Revolución Informacional que en la actualidad atraviesa transversalmente a la sociedad contemporánea, la educación como función social, se encuentra conmovida y sujeta a múltiples influencias y presiones. En el centro de esta tensión están principalmente los centros educativos de los sistemas escolares públicos, que es el lugar en donde las carencias y privaciones son de mayor tamaño y profundidad y cuya matrícula está integrada fundamentalmente por los hijos e hijas de las poblaciones empobrecidas del sur capitalista subdesarrollado.
Es en un contexto de tal naturaleza, en donde las escuelas de nuestros países se encuentran prisioneras entre los brazos de una formidable tenaza, por un lado están las exigencias de mercados orientados hacia el consumismo capitalista y de las interfaces de culturas en proceso de transición y transformación, y por el otro, las urgencias de los propios estudiantes, como sujetos de aprendizajes, que con celular en mano han asaltado las aulas de clase y enfrentan hoy los legados de las pedagogías y las didácticas de tiza y pizarrón.
En este contexto, las demandas a las escuelas de parte de la economía global y sus expresiones locales tienen que ver directamente con las calificaciones de la fuerza de trabajo necesarias para incrementar la productividad, la competitividad y las ganancias, lo que implica poner al día los currículos, especialmente los relacionados con saberes informáticos, comercio y banca electrónica, valores empresariales y la formación de los profesores en sintonía con los mismos.
Respecto a los reclamos estudiantiles a las escuelas y la relación de estas con las Tecnologías de la Información y la Comunicación como medios para aprender a aprender, los estudiantes no las conocieron ni obtuvieron de mano de sus maestros en las aulas de clase, sino que ese conocimiento lo obtuvieron en la calle, de la mano de la propaganda, la moda y las ofertas del mercado de bienes y servicios informáticos. Este hecho ha creado múltiples zonas de desencuentro entre los intereses y necesidades de los estudiantes signados por la inmediatez, la flexibilidad y su vocación por lo novedoso, y las condiciones y atributos de los currículos y las administraciones escolares caracterizadas por la lentitud, la pesadez y la resistencia a lo nuevo y al cambio.
Esta situación obliga a países como el nuestro, a crear programas académicos de investigación en las Facultades de Educación, el Mined y las Escuelas Normales, para identificar y caracterizar esas regiones en conflicto y formular programas de docencia para la formación y capacitación de los docentes, a fin de reducir las distancias entre las necesidades de aprendizaje de los estudiantes y las posibilidades y fortalezas de la educación escolar.
Sea cual sea el brazo de la tenaza que ejerza más presión sobre los centros educativos, los estudiantes, que con celular en mano cuestionan al currículo tradicional, o el mercado con su poder de convencimiento y de imposición psicosocial, lo cierto es que todo comienza y todo termina en la necesidad del cambio y transformación del sentido y propósito de los currículos y la profesión magisterial y por ende de los centros formadores de docentes en las Facultades de Educación y las Escuelas Normales.
De esta manera, a la propuesta constructivista que centra su atención en los estudiantes y el proceso de sus aprendizajes y ubica a los educadores como los facilitadores del mismo, ahora hay que agregar dialécticamente a ese discurso, las extraordinarias posibilidades de la informática educativa, a fin de avanzar hacia otros modelos de educación y de aprendizaje no formales más allá de la educación escolar y de las aulas, aprovechando no solo la masiva proliferación de dispositivos informáticos en manos de los estudiantes, sino que también las facilidades brindadas por un Gobierno de naturaleza popular como el nuestro, al instalar infraestructuras de Zonas Wifi en los parques municipales, lo que abre las posibilidades para crear verdaderas aulas móviles y Ciudades Educativas en esos espacios públicos.
(*)  Secretario Permanente de la Comisión Nicaragüense de Cooperación con la Unesco.


jueves, 19 de noviembre de 2015

La Merienda Escolar en la lucha contra la pobreza

En el contexto de la reciente presentación de los Resultados de la Encuesta de Medición del Nivel de Vida de la Población Nicaragüense 2014, el Dr. Carlos Sobrado, especialista del Banco Mundial, ante el descenso de la Pobreza Extrema y la Pobreza en General en el período 2015-2014 en Nicaragua, explicó que este fenómeno social, se debía, en parte, a dos medidas de política educativa relacionadas con la gratuidad de la educación en Nicaragua, tales eran: la Merienda y la Mochila Escolar, entregadas gratuitamente por el Gobierno Sandinista a la niñez empobrecida, que asiste a las escuelas públicas del país. Respecto a este tema, el Dr. Sobrado, dijo: “sin la Merienda y la Mochila Escolar, la pobreza hubiera sido dos puntos o 2.1 porcentuales, más alta”.
Ubicar a la Merienda Escolar como un factor contribuyente a la lucha contra la pobreza en Nicaragua, evidencia, una vez más, la importancia estratégica de este programa del Mined, ahora no solo relevante para apoyar los procesos de aprendizaje de los estudiantes y a la matrícula, permanencia y retención escolar, sino que también para enfrentar las calamidades que provoca la pobreza en nuestro país.
En el año 2009, el programa de la Merienda Escolar de Nicaragua, mereció un reconocimiento internacional de parte del Programa Mundial de Alimentos, al declarar a esta actividad como una de las tres de mayor integralidad entre setenta países del mundo, que tienen programas de este tipo. Los otros dos países distinguidos con esta escogencia fueron; Brasil y Burkina Faso.
Los méritos de este programa se deben, no solo al tamaño de su cobertura, organización, transparencia y administración en el proceso de distribución y entrega de la canasta alimenticia a las escuelas de los ciento cincuenta y tres municipios del país, incluyendo todos los de las Regiones Autónomas del Caribe, sino que también a subprogramas complementarios como el Programa de Huertos Escolares, el Programa de Lucha contra la Comida Basura y la inclusión de la Alimentación como Eje transversal del Currículo de la Educación Básica y Media. 
Los Huertos Escolares cumplen con el doble propósito de enseñar (y aprender) a los estudiantes de los últimos grados de Primaria y Secundaria, los valores relacionados con el respeto y cuido de la Madre Tierra, así como los saberes sobre las artes de su cultivo y la utilización de sus frutos para complementar los alimentos de la Merienda Escolar. Más de tres mil huertos escolares integran este Programa que cuenta con el acompañamiento del Programa Mundial de Alimentos y de las Alcaldías Municipales del país.
El Programa de Lucha en contra de la Comida Basura surgió a mediados del año 2007 en el Mined, en el contexto de la elaboración del nuevo Currículo, en tanto era una  contradicción, enseñar a los estudiantes a comer sanamente frutas y verduras, y a pocos metros de las aulas de clase, en los quioscos escolares, se vendía a manos llenas todos tipo de porquerías en forma de tortillitas, nachos y meneítos, que más que alimentar, lo que hacen es dañar la salud presente y futura de los estudiantes, provocando todo tipo de obesidades mórbidas y daños en el sistema digestivo de los infantes. La lucha en contra de la Comida Basura en los centros de estudio ha sido (y es) cruenta, igual que lo fue y es la lucha en contra de los cobros camuflados a los estudiantes en las escuelas. Igual que es la lucha en contra de la  basura y el bullying. Es un problema cultural, que hay que afrontar mediante la actividad permanente de la escuela en contra de todo lo feo y lo que causa daño.
Cierran el ciclo de este círculo virtuoso, los contenidos programáticos sobre la buena Alimentación como Eje Transversal del nuevo Currículo. En todos los grados de la Educación Básica y Media, desde el primer nivel de Preescolar hasta el Undécimo grado, existen objetivos y contenidos relacionados con el buen comer y el buen beber, todo de cara a una vida sana y feliz para los nicaragüenses de hoy y del futuro.

(*)Secretario Permanente de la Comisión Nicaragüense de Cooperación con la UNESCO.

jueves, 12 de noviembre de 2015

La investigación en las Escuelas Normales

Los pasados 21 y 22 de octubre se realizó en Managua el Primer Congreso Nacional de Escuelas Normales, dando continuidad al Congreso Internacional sobre Formación Docente realizado semanas atrás. En el contexto de este evento, entre otras líneas de trabajo, se propuso la creación de equipos de investigación para el estudio de los problemas de la educación en cada región educativa del país, siguiendo los pasos de las Normales de Juigalpa, Matagalpa, Estelí y Chinandega, donde ya existen equipos consolidados de investigación y la forja de una nueva concepción sobre las prácticas investigativas en estas instituciones educativas.
Sobre el tema de la investigación en las Escuelas Normales mi posición es la misma que por más de veinte años he sostenido sobre la investigación en las universidades, y esto es así porque las Escuelas Normales y las universidades, pensadas en términos sistémicos, conforman un círculo virtuoso, pues si bien es cierto las universidades forman los productos finales del proceso educativo escolarizado, las Escuelas Normales forman a los maestros que después habrán de formar a los estudiantes que posteriormente ingresarán a la universidad.
En el interior de esta relación dialéctica, no se enseñan solamente conocimientos, sino que también valores y competencias. Respecto a estas últimas, una competencia fundamental para todos los graduados de todas las profesiones hoy, y para todos los estudiantes de magisterio, de carreras técnicas e ingenieriles y de la educación básica y media es la investigación, lo que en términos educativos significa concebir a la investigación como un método para aprender. Es decir, aprender a investigar para saber investigar y para conocer y saber más y mejor a través de la investigación, poniendo en práctica la vieja idea de Wilhelm Von Humboldt, sobre “la educación basada en la búsqueda del conocimiento”.
¿Qué justifica que la investigación como medio para el descubrimiento y la construcción de nuevos conocimientos, sea también metodología de aprendizaje y competencia, para los graduados universitarios y los estudiantes normalistas?
La certeza de que la educación es un proceso permanente y para toda la vida, obliga a pensar en un método de autodidaxia y aprendizaje autónomo e independiente, que acompañe a los seres humanos durante toda la vida y ese método es la investigación. Si en el pasado contar con habilidades investigativas era muy importante para el aprendizaje permanente, hoy en las circunstancias de la revolución científica y técnica y cuando el estatus del conocimiento ha sido revalorizado al grado de considerarlo el “recurso fundamental del proceso productivo”, la investigación cobra una importancia fundamental, casi de elemental sobrevivencia para todos.
En este contexto, las universidades que no enseñan a investigar a sus estudiantes en todas las asignaturas del currículo de cada carrera, para que una vez graduados los mismos continúen investigando en los contenidos propios de su profesión el resto de su vida, al graduarlos, los están condenando a la mediocridad, el estancamiento y la pobreza. Lo mismo pasa con las Escuelas Normales, la Escuela Normal que no enseña a investigar a sus estudiantes, para que una vez graduados continúen aprendiendo por su propia cuenta a través de la investigación, no solo condena a estos al atraso profesional y personal, sino que también al producto de su trabajo, que no es otro que los aprendizajes de sus futuros estudiantes en la educación primaria y secundaria.
En efecto, los docentes que no aprenden a investigar para aprender a aprender durante su proceso de formación profesional en las Escuelas Normales o las facultades de educación, están impedidos por esta condición, a no promover actitudes y aptitudes investigativas entre sus estudiantes y por ende prepararlos sin esa competencia fundamental para su vida futura en la educación secundaria o terciaria o en su vida laboral, familiar y social.
Por ello es que, junto a organizar equipos de investigación en las Escuelas Normales, hay que avanzar en la transformación de los currículos normalistas introduciendo a la investigación como método de aprendizaje y eje transversal de todas las asignaturas y de los planes de estudio normalistas y de toda la vida académica de estas instituciones educativas.


*Secretario Permanente de la Comisión Nicaragüense de Cooperación con la Unesco.

jueves, 5 de noviembre de 2015

Juan Bautista Arríen en el 70 aniversario de la Unesco

Al legado de Juan Bautista Arríen en los campos de la filosofía de la educación, habría que agregar su permanente militancia respecto a los más altos valores de la especie, en especial: el derecho a la educación, la solidaridad, la libertad, los derechos humanos y la búsqueda incansable de una cultura de paz.
El espacio institucional e intelectual en que Juan Bautista practicó su vocación humanística, fue la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). En el seno de esta organización global de las Naciones Unidas él cumplió tareas de consultor, pero fundamentalmente como secretario permanente de la Comisión Nicaragüense de Cooperación con la Unesco. Ahí él conoció por más de veinticinco años la obra de la Unesco en el mundo, en especial en la región centroamericana. De ese conocer, reflexionar y vivir surgió su libro La Unesco en el desarrollo de las Innovaciones de la Educación Centroamericana; una obra síntesis de un recorrido que se inicia en 1956 y cierra con la Conferencia Mundial sobre Educación para Todos, realizada en 1990 en Jomtien, Tailandia.
Con esta obra Juan Bautista quiso celebrar y conmemorar el cincuenta aniversario de la fundación de la Unesco, hecho transcendental en la historia de la humanidad, que se realizó en noviembre de 1945, con la participación de cuarenta y dos delegaciones de todo el mundo, incluyendo Nicaragua, atendiendo invitación de los gobiernos de Francia e Inglaterra, quienes invitaban a “la creación de una organización para la Educación y la Cultura” y la promoción de la comprensión internacional.
Ahora, en noviembre del 2015, cuando la Unesco conmemora el setenta aniversario de su fundación, la obra del doctor Arríen publicada hace veinte años, sobre la presencia de la Unesco en el decorrer de la educación en los países centroamericanos cobra una gran actualidad.
Dividida en cinco capítulos, en cada uno de ellos se estudian la realización y consecuencias de los programas de la Unesco para Centroamérica, a partir del Proyecto Principal sobre Extensión y Mejoramiento de la Educación Primaria en América Latina y el Caribe (1956-1968). Al analizar las consecuencias del Proyecto Principal, Arríen concluye que este tuvo mayores efectos en la extensión de la matrícula que en el mejoramiento de la educación, comportamiento que para muchos países de la región fue una constante, tanto en ese período como posteriormente.
El capítulo segundo trata sobre el Proyecto Red de los Sistemas Educativos para el desarrollo de Centroamérica y Panamá (1975-1979). En esta sección, Juan Bautista estudia el contexto de los años setenta en que se desarrolla el proyecto. Son los años de lucha contra la dictadura militar somocista, previos a la revolución que habría de venir. Una de las consecuencias del proyecto red fue la inauguración, a mediados de los años setenta del pasado siglo en Centroamérica, de la idea acerca de que la educación es la clave para el desarrollo económico y social. En el tercer capítulo, Arríen se refiere al segundo proyecto principal de la educación en la región de América Latina y el Caribe, establecido por la Unesco en 1980, posterior a la Conferencia Regional de Ministros de Educación y de Planificación de América Latina y el Caribe, realizada en Ciudad México en diciembre de 1979.
Juan Bautista dedica los capítulos cuatro y cinco, a dos temas de gran trascendencia para la educación en el mundo a inicios de los años noventa del pasado siglo y para la Unesco como institución global. Estos temas fueron la Declaración Mundial sobre Educación para Todos, surgida de la Cumbre de Jomtien, Thailandia (marzo de 1990) y el libro La Nueva Página, de Federico Mayor Zaragoza exdirector de la Unesco.
Referirnos a cada capítulo de esta obra en extenso, rebasa las posibilidades de un artículo periodístico. Por hoy, con Arríen como divisa y bandera, este es parte de nuestro homenaje desde la Nicaragua de Darío y Sandino, a la Unesco en sus primeros setenta años de vida.

*Secretario permanente de la Comisión Nicaragüense de Cooperación con la Unesco.