jueves, 29 de marzo de 2012

Algunos tópicos para el estudio de la universidad nicaragüense

Respecto al análisis del largo recorrido de la universidad nicaragüense (1812-2012), que con el apoyo de EL NUEVO DIARIO realizáramos entre el jueves 19 de enero y el jueves primero de marzo del presente año, es posible derivar al menos cuatro tópicos, para comprender por qué nuestras Casas de Estudios Mayores, en el año del Bicentenario, son como son.

Estos tópicos son los siguientes: uno, la intrínseca relación entre el régimen económico, político y social con el tipo de universidad existente en cada momento de nuestra historia; dos, la relación existente entre las universidades y los procesos de modernización de la sociedad en los años 60, en especial el surgimiento de las clases medias; tres, la debilidad interna de las universidades nicaragüenses en cada etapa de su existencia, frente a las influencias venidas del exterior, y que no han impedido que estas se establezcan y  consoliden como partes fundamentales de la vida de las mismas, y cuatro, y más endógenamente, la evolución del concepto de universidad, y por ende la consolidación del modelo académico dominante en cada época.

Obviamente, la selección de estos cuatro temas para el estudio de nuestras universidades es personal y basada en la periodización propuesta por quien escribe para la universidad nicaragüense. Seguramente otros autores, desde otros puntos de vista, tendrán otros tópicos. Desde las demandas del mercado y de los empresarios, por ejemplo, los temas de estudio serán aquellos relacionados con las carreras necesarias para hacer negocios; las críticas de estos sectores a las universidades son sobre las brechas y desencuentros entre demandas empresariales y ofertas de fuerza de trabajo calificadas según sus necesidades.
Las llamadas universidades privadas centrarán sus estudios de mercado y perspectivas de crecimiento, en función de esas demandas.

La sociedad neoliberal de consumidores, el mercado y los centros privados de enseñanza terciarios, llamados comúnmente universidades conforman una unidad sistémica sin fisuras. Cualquier disfunción entre ellas hay que atenderlas so pena de ser castigadas por el mercado universitario.

La relación entre universidad y formación económica, política y social, y la dependencia de la primera respecto a la segunda, en Nicaragua es, sin mediaciones de ningún tipo, directa y transparente. La universidad colonial nicaragüense fue el reflejo casi idéntico de la sociedad colonial de que era parte: “una institución -decía José Coronel- conservadora, reaccionaria y tradicionalista, enteramente arraigada en la mentalidad colonial y florecida bajo la sombra de la Iglesia”.

La universidad napoleónica nicaragüense, por su parte, igual al resto de universidades de este tipo en América Latina, fue producto de la Revolución liberal para la modernización y reproducción de las repúblicas cafetaleras y de los sectores medios de nuestros países. La universidad desarrollista, la universidad popular y la universidad neoliberal, tienen en Nicaragua, hoy, no solo muchos testigos, sino que además muchos actores que pueden contar mejor que nosotros sus historias de relación entre desarrollo económico y universidad.

El “boom” algodonero de los 50, la Alianza para el Progreso y el Mercado Común Centroamericano de los años 60, la Revolución sandinista de los 80 y los TLC, el mercado y la privatización de lo público, de la actualidad, son algunos de los espejos y crisoles donde se han reflejado y fundido, y se reflejan y funden, algunos de los tipos de universidad nicaragüense de los últimos 50 años.

Si la relación formación económico-social y universidades es obvia -y hay muchas evidencias empíricas para demostrarlo-, la relación entre clases sociales y universidad al estar determinada por muchas mediaciones, como objeto de análisis se torna mucho más compleja, en especial para las clases altas, cuya formación universitaria ha sido casi siempre en el extranjero. La formación de las clases medias producto de los procesos de movilidad social, especial y particularmente en los años 60 tuvieron en la UNAN (León, Managua, Jinotepe), la UCA, la Upoli e Incae, las matrices del origen y desarrollo de este proceso.

Un estudio a profundidad sobre las clases medias en Nicaragua y de la misma modernización de la sociedad nicaragüense y la evolución de las ideas sobre el Estado, la democracia y las formas de hacer política de los años 60, sin duda alguna, tienen mucho que ver con el crecimiento y desarrollo de la universidad nicaragüense de esos años, especialmente de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, heredera de la bicentenaria Universidad de León, y de la cincuentenaria Universidad Centroamericana, UCA, fundada en 1960, dos años después que la Universidad Nacional alcanzara su autonomía.

*Sociólogo y docente universitario

jueves, 22 de marzo de 2012

Falsos espejos tras la campaña contra el 6%

La renovada campaña de organismos periféricos de la empresa privada contra el 6% del presupuesto estatal, que por mandato constitucional el Estado otorga a las universidades públicas, manipula información camino a ilegitimar a este tipo de instituciones.

Como parte de ella, se afirma que el financiamiento educativo en Nicaragua, prioriza a la Educación Superior en detrimento de la educación básica, y se publicita una pirámide del gasto educativo por estudiante, en el que se comparan las diferencias entre el “gasto” por estudiantes del nivel primario con los gastos por educar a estudiantes  de universidades públicas. Estas afirmaciones, amplificadas por bondadoso despliegue mediático, que no desaprovechan oportunidades para desprestigiar a las universidades públicas, manipulan la realidad al comparar dos complejidades educativas absolutamente distintas como si fuesen iguales.

Los promotores de esta ideología, buscan comparar a los estudiantes de educación Primaria con los estudiantes de las universidades del CNU, ocultando que las funciones y misiones de uno y otro tipo de instituciones educativas son absolutamente diferentes. Ellos comparan los costos de educar estudiantes de uno y otro nivel, como si las universidades solo cumpliesen la función docente que es la única que cumplen las escuelas e institutos.

No, una universidad es mucho más que una simple escuela. El perfil de escuela, es el común de la universidad privada, el de la universidad pública, no. En estas universidades, a la par de la docencia se cumple la función de Investigación, que en países con los niveles de pobreza como el nuestro, son los únicos centros que realizan esta importante actividad.

Grandes centros de investigación tienen la UNAN-León, la UNAN-Managua, la UNI, la UNA, la UCA y la Upoli, solo por mencionar algunas de las universidades miembros del Consejo  Nacional de la Universidades.

Búsquense la colección de la revista Universidad y Sociedad del CNU, para que se enteren. Revísense las memorias de los congresos científicos del CNU y de universidades como la UNAN-Managua y la UNAN-León. Visítense Centros de Investigación como el Centro de Investigaciones de los Recursos Acuáticos, CIRA, el Centro de Investigaciones y Estudios de la Salud, CIES, y el Instituto de Geología y Geofísica, IGG/Ciego, todos de la UNAN-Managua.

Sirva solamente el ejemplo de esta universidad, de las 11e que reciben el 6%, para calcular cuánto  invierten las universidades en el campo científico y de investigación en Nicaragua. Y para comprender que, si se quiere ser serio, como se debe ser cuando se tratan temas de este tipo, no se puede comparar el costo de educar estudiantes de educación Primaria con los costos de los procesos investigativos y de laboratorio del CIRA en el Lago de Managua, ni se puede comparar el costo de educar estudiantes de Secundaria con el monitoreo permanente de las fallas geológicas de Managua realizados por el IGG/Cigeo.

Las actividades de las universidades del CNU no se reducen a impartir clases y a realizar investigaciones; las universidades del Consejo Nacional de Universidades, como toda universidad que se respete, cumplen también la función de Extensión universitaria y/o  de vinculación con los entornos económico, político y social.

Múltiples convenios en los campos docentes y de investigación con organismos del Estado, empresas privadas, ONG y alcaldías municipales para elevar la producción y la productividad y la calidad de los servicios. Múltiples convenios con universidades y Centros de Investigación extranjeros que elevan la calidad académica y científica de nuestras universidades. Conjuntos musicales y de danzas, concursos, festivales, publicación de libros y revistas, conferencias, mesas redondas y congresos. Equipos deportivos y campeonatos de todo tipo. Todo eso, y más, no sale del aire, cuesta dinero.

Por otro lado, los costos de formar a un médico, un ingeniero o un profesor de matemáticas, no pueden ser iguales a los costos de educar a un niño o una niña de educación Primaria. Son dos productos diferentes. El rol social de un médico y un profesor y el de un graduado de Primaria son diferentes. No son comparables.
Hoy, y cada vez con mayor urgencia se necesita como mínimo el grado de Máster para ser docente o investigador en la Educación Superior pública. Este es apenas uno de los componentes de la enseñanza. Lo que no incluye bibliotecas, laboratorios, campos para la experimentación agrícola o de otros tipos, de acuerdo a las exigencias de cada profesión, como lo serían hospitales y clínicas para las prácticas de las facultades de Medicina y los Polisales, etc.

*El autor es profesor de la UNAN-Managua.
migueldecastilla68@hotmail.com

jueves, 15 de marzo de 2012

Los 40 años de mi premio de la Paidós

Fue a mediados de 1970 cuando hojeando algún periódico de la época me encontré con la noticia de que la Editorial Paidós de Buenos Aires, a través de la embajada argentina en Managua, convocaba a un Concurso Multinacional de obras originales en Ciencias de la Educación, con la denominación general de Educación para la Modernización en América de Lengua Castellana.

En 1972 la afamada Editorial cumplía 25 años y para celebrar la efemérides, había programado realizar un amplio conjunto de eventos, uno de los cuales era el concurso mencionado, uno para cada país de América Latina de habla Castellana.

Para el año 1970 ya me había graduado en la Escuela de Ciencias de la Educación de la UNAN y había publicado mi primer libro sobre la educación nicaragüense, La Educación Primaria Nicaragüense sus males y sus remedios, y recién había retornado de Panamá donde iniciara mi formación en los campos de la investigación socioeducativa.

Con esos antecedentes fui a la Embajada Argentina a buscar las Bases del Concurso. En esos años, a pesar de la situación ruinosa de la Educación, en Nicaragua había un buen número de profesionales en el campo educativo, graduados en la Escuela de Ciencias de la Educación, la Normal Superior Francisco Morazán de Honduras, la Masferrer de El Salvador, el ICASE de Panamá y universidades del sur de Estados Unidos. Así que la competencia se preveía difícil y compleja.

Una vez finalizada la tarea, en agosto de 1971 entregué en la representación argentina las tres copias orientadas en las bases del concurso. Sin conocer los resultados, en mayo de 1972 viajé a Santiago de Chile a estudiar Planificación y Sociología de la Educación.

Estando en Santiago, a fines de junio de 1972, recibí la noticia acerca de que mi libro Educación para la Modernización en Nicaragua había ganado el Premio XXV Aniversario de la Editorial Paidós, correspondiente a Nicaragua, otorgado por un jurado de lujo para la época e integrado por Eduardo Zepeda Henríquez, Director de Extensión Cultural del Ministerio de Educación; Guillermo Rosales
Herrera, Director de la Escuela de Ciencias de la Educación de la UNAN (Núcleo de Managua), José Santos Rivera Siles, Secretario Permanente de la Comisión Nicaragüense de Cooperación con la UNESCO y Jaime Bernstein, Director de la Editorial Paidós.

La impresión del libro en Del Carril Impresores, había finalizado en Buenos Aires, el 13 de marzo en 1972, hace exactamente cuarenta años.

En julio, cuando ya el libro estaba en librerías, viajé de Santiago a Buenos Aires a recibir el premio. Me acompañó a la actividad José Luis Ramírez Villalobos, mi excompañero en la Pensión de la SIRCA, que en esos días estudiaba Ciencias Naturales en Buenos Aires. De regreso a Santiago, festejamos el premio en un restaurante de Providencia con mis compatriotas nicaragüenses de aquella época en Santiago: Ricardo Zambrana Díaz, Carlota Godoy, Rogelio Ramírez Mercado, Mundo Jarquín, Sergio Manzanares, Julio López Miranda y otros y otras que se me ocultan en la memoria.

Desconozco cuál es la Editorial clásica en Lengua Castellana, en la cual cualquier escritor se sienta orgulloso de ser publicado en los campos de la Medicina, la Economía o la Ingeniería, porque en los campos de la Educación y la Psicología, esa es, sin lugar a dudas, la Editorial Paidós de Buenos Aires. Un solo hecho dice de la importancia de ésta para la Educación y para quienes ejercemos el oficio docente en América que habla español; mi obra Educación para la Modernización en Nicaragua ocupaba en 1972, hace 40 años, el lugar 173 de la Serie Biblioteca del Educador Contemporáneo, custodiado por Psicología Infantil, Psicoanálisis de hoy, de M. Klein en la posición 172. y La Educación Argentina, de H. Bravo, en la posición  174.

Siendo esto importante, igual, o más lo es, el hecho que el libro Educación para la Modernización en Nicaragua no fue el producto de una negociación comercial entre el autor y una empresa librera, sino que éste es  uno de los componentes del premio, resultado de un Concurso Multinacional al que convocara la mencionada editorial argentina.

El 13 de marzo de 1972, hace 40 años, mi premio de la Paidós, y el 24 de febrero de 1962, hace 50 años, mi promoción de maestros en la Escuela Normal Franklin Delano Roosevelt de Jinotepe. Suficientes motivos para dar gracias a Dios y celebrar la vida.

*El autor es sociólogo y profesor de la UNAN-Managua.
migueldecastilla68@hotmail.com

jueves, 8 de marzo de 2012

La estrategia neoliberal contra el 6%

Para mi hijo, Ing. Carlos Antonio De Castilla Vargas.

Las disputas entre universidades públicas y universidades privadas en el país no se dan solamente en las pugnas por el mercado de posibles estudiantes para determinadas carreras, sino que avanza en la búsqueda de las cámaras del sector privado de este tipo de comercio-universidades, por restarle prestigio a las universidades públicas y crear alrededor de ellas una matriz de opinión desfavorable entre la población empobrecida del país. Este es el caso del permanente acoso de este sector en contra del financiamiento que por precepto constitucional reciben las instituciones del Consejo Nacional de Universidades.

Como se conoce, este frente de lucha del pensamiento neoliberal en contra de las universidades públicas, no es nuevo en nuestro país, ni es original de sus promotores.

En efecto, Milton y Roce Friedman en su obra Libertad de elegir, le dedican varios capítulos al tema, refiriéndose a las universidades estatales USA, y fue durante el gobierno de la señora Violeta Barrios de Chamorro que un grupo de funcionarios de aquellos años, un diputado, un viceministro de la presidencia, un asesor de políticas públicas y un ministro de Educación, emprendieron la lucha con el propósito de que el Ejecutivo y la Asamblea Nacional trasladarán el monto que se les asigna anualmente a las universidades miembros del CNU, a los bancos privados, a fin de que estos creasen programas de crédito educativo (educrédito) para que todos los bachilleres egresados de los institutos nacionales y colegios privados del país pudiesen acceder a montos públicos mediante esa estrategia comercial financiera y eligieran una de las cuarenta universidades privadas que en esos momentos se estaban creando, y/o una de las cuatro universidades públicas fundadas por la Revolución Sandinista en los años ochenta. La idea era (y continúa siendo) poner a la orden de las universidades privadas el financiamiento gubernamental otorgado por mandato constitucional a las universidades públicas y obligar a éstas a competir con las primeras, y en su terreno, por el financiamiento estatal.

Corrían los años del primer lustro de los años noventa y ya el proceso de privatización de la Educación Básica había comenzado. De esta manera, la estrategia encaminada en contra del presupuesto universitario, lo que hacía era cerrar el círculo. Así, con base en la misma, todo el sistema educativo, en consonancia con el contexto neoliberal en marcha, se convertiría al mercado. En otros países la estrategia privatizadora había triunfado. Chile y su modelo de financiamiento educativo, orientaba el financiamiento con dinero público de los centros privados de Educación Básica y universidades, propiedad de empresarios, funcionarios, ministros y diputados, y estaba en pleno apogeo. ¿Por qué no intentarlo en Nicaragua, si para eso los sandinistas habían perdido el poder, y ahora este estaba en manos democráticas?

El problema para el gobierno de la señora Chamorro y sus intelectuales fue que, quizá por su origen y carácter de clase, estos desconocían la historia y el espíritu de lucha de los universitarios nicaragüenses: estudiantes, profesores y trabajadores administrativos de las universidades públicas, por lo que su estrategia fue durante 16 años enfrentada en las calles del país, las mismas calles donde murieron, por esta causa, Roberto González, Jerónimo Urbina y Porfirio Ramos. De esta manera, en Nicaragua, con una revolución social como antecedente, la privatización de la Eeducación Superior fracasó.Hoy, cinco años después del traspié neoliberal, de nuevo, con otros ropajes y excusas, desde las mismas fuentes, retornan los ataques contra el 6%, ahora proponiendo que se trasladen los fondos de las universidades públicas a la Educación Primaria.

Simultáneamente, el modelo chileno, el año pasado comenzó a hacer aguas, y a imagen y semejanza de los universitarios nicaragüenses, los chilenos se tomaron las calles de Santiago y de todo Chile. Hoy Camila Vallejos, estudiante de Geografía de la Universidad de Chile es, varios kilómetros adelante, más popular que Piñera y todo su séquito neoliberal. Allá también otra revolución  antecede a la lucha; Allende, Neruda, Víctor Jara, Recabarren, están presentes en las jornadas de hoy para eliminar la Ley Orgánica Constitucional de Educación, LOCE, que había instaurado Pinochet, y encontrar respuestas al problema de miles de familias chilenas que tuvieron que entregar sus casas de habitación a los bancos, al no poder pagar las cuotas mensuales para amortizar las deudas educativas de sus hijos.

*El autor es sociólogo y profesor de la UNAN-Managua

jueves, 1 de marzo de 2012

El boom de la Universidad Privada

(1990-a.n.d: La universidad neoliberal en Nicaragua)

Quizá uno de los casos más dramáticos del cambio de régimen económico, político y social en América Latina y el Caribe ha sido el de Nicaragua, en tanto en pocos años se pasó de una sociedad en proceso de cambio social y tránsito del capitalismo desarrollista al socialismo,  a una sociedad descarnadamente capitalista neoliberal.
El proceso privatizador en Nicaragua no sólo se concentró en aquellos ámbitos meramente económicos sino que avanzó con dureza e irracionalidad hasta sectores claves del desarrollo humano, como fueron la salud y la educación. Respecto de la salud, todos los hospitales públicos abrieron sus puertas al mercado hospitalario creando un modelo público-privado y emergieron múltiples servicios privados para vender sus servicios de salud al Estado a través del Instituto de Seguridad Social. Respecto de la educación, con el pretexto de ofrecer a padres y madres de familia la oportunidad de participar en la vida de los centros escolares, poco a poco se fue trasladando a estos la responsabilidad del Estado respecto al financiamiento educativo.
Sobre la Educación Superior, quizá la mejor y más acabada expresión de la Universidad Neoliberal en Nicaragua ha sido la proliferación inusitada y exponencial de universidades privadas, todas por esencia consustancial, dependientes del mercado. Ellas, espejo de los espacios públicos donde se vende y compra todo, y a su vez, ellas una mercancía más que se vende y ofrece en el mercado, y que son compradas por unos estudiantes consumidores de la propaganda del nuevo mercado educativo nacional.
Todas las universidades nicaragüenses, (las que son y las que no son), igual que la sociedad de que son parte, llegan a la situación del capitalismo neoliberal, desguarnecidas, empobrecidas, sin reservas, ni defensas acumuladas, sin capacidad para resistir y procesar autónomamente influencias extrañas, y lo que es peor, desarticuladas y sin planes ni proyectos comunes.
Ante esta situación, el crecimiento geométrico de universidades privadas de todo tipo (en veinte años se pasó de dos a cuarenta centros de esta índole); el inicio de procesos de evaluación y acreditación universitaria patrocinados e inducidos desde el exterior; la tendencia hacia la diversificación del financiamiento de las actividades universitarias camino a su mercantilización y privatización; la explosión de los cursos de postgrado y de educación continua como un lucrativo negocio, el sostenido énfasis para ampliar y elevar la calidad de las actividades de investigación científica y vincular sus resultados con los sectores productivos y de servicios, son algunas de las características de la Universidad Neoliberal en Nicaragua en la actualidad.
Hoy, cuando la Universidad Nicaragüense cumple 200 años, como fiel reflejo de la sociedad de que es parte, se divide, según capacidad de compra de su “clientela” en: universidades públicas y universidades privadas.
La universidad privada se debate entre Universidades que realizan investigaciones, docencia y extensión -y que por ende sí son Universidades, como la UCA y la UPOLI-, y un amplio universo heterogéneo de centros de enseñanza compitiendo entre sí por un reducido mercado de posibles compradores de servicios escolares, de cara a las demandas de fuerza de trabajo del reducido mercado de trabajo nacional, en los campos del comercio y los servicios.
Un estudio a profundidad de esta construcción histórica, realizado por algún organismo independiente, debería ofrecer a las Asociaciones de Defensa de los Consumidores un Informe y una Tipología sobre el mapa y jerarquía de este tipo de servicios en el país.
La Universidad Nicaragüense Pública, Autónoma y Popular se debate en la actualidad entre las demandas del mercado en competencia con las llamadas universidades privadas, y las necesidades más sentidas de la población empobrecida, especialmente en los campos de la producción, educación, salud, agricultura, vivienda, energía, etc.
Igual que el resto del sistema escolar público, estas universidades son gratuitas y sus estudiantes, en su gran mayoría, son de los sectores populares. La lucha aquí es por la calidad, el rigor y las exigencias académicas; la transformación curricular y la profesionalización de sus modelos académicos.
Con el horizonte claro y un gobierno amigo, para estas universidades hace falta un plan para el largo plazo que les dé coherencia y armonía de cara al futuro. En ese contexto merece especial atención la magnífica propuesta de refundación de la UNAN-León, presentada durante las fiestas del Bicentenario.

* El autor es maestro normalista y sociólogo.