jueves, 31 de mayo de 2012

Metodologías para investigar la universidad

Respecto a la Educación Superior, según criterio de quien escribe, no existe una metodología única para estudiar los diferentes tipos de unidades académicas de la educación superior, sino que ésta va a depender, de las características propias del centro de estudios superiores objeto de estudio, si es Universidad o si es simplemente Centro de Educación Terciaria.

El caso de los Centros de Educación Terciaria.

Sobre los centros de educación superior que solamente realizan actividades relacionadas con la enseñanza de las profesiones, la mayoría de estos surgieron en Nicaragua con el nombre de Universidades, durante el decenio de los años noventa con base en el Modelo Académico Universitario escolarizado, los planes y programas de estudio y los nombres de las Carreras de las cuatro Universidades Públicas del país, la UCA y la UPOLI. Estos Centros en su inmensa mayoría nacieron en Managua, León, Chinandega y Granada y después se extendieron hacia la mayoría de los 153 municipios del País, en donde durante estos años de neoliberalismo desbocado, han proliferado y se han constituido en verdaderos subsistemas de educación terciaria.

Tomando en cuenta que este sector de centros educativos privados, después de casi veinte años, es una realidad en nuestro país, se hace urgente la realización de un estudio diagnóstico sobre el mismo, que permita identificar sus fortalezas y debilidades de cara a su refundación como subsistema y a la elevación de la calidad de sus procesos y resultados, camino a responder las demandas de sus clientes y usuarios.

Obviamente para la realización de un estudio en este tipo de centros de estudios superiores, no sería adecuado el enfoque metodológico de los Modelos Académicos Universitarios propuesto por nosotros, en tanto éste parte de la actividad sistémica de las tres funciones propias de la Universidad, y los Centros de Educación Terciaria solamente se desempeñan en una de las funciones, la de la enseñanza, por ello el estudio debe estar referido a los componentes de los procesos educativos escolares propios de esta función social. Para este caso, las preguntas deberán estar relacionadas con los diagnósticos base de las carreras, los objetivos, mallas curriculares, planes de estudio y formas de evaluación de los aprendizajes, pero también, como tales empresas, sobre aspectos gerenciales y cuestiones referidas a los dineros en relación a costos, inversiones y procesos de acumulación propios del modo capitalista.

El caso de las Universidades.

Contrario al caso de los Centros de Educación Terciaria, el enfoque sobre los Modelos Académicos Universitarios, es ideal para responder a las preguntas referidas a las prácticas de las funciones universitarias como si fuesen un sistema, en virtud del cual la función de investigación produce los conocimientos que la Universidad aplica y enseña. De ahí que las respuestas, según este enfoque, solamente es posible encontrarlas en las instituciones en donde se cumplen estas funciones, o sea en las Universidades. En este contexto, la pregunta es la siguiente: un examen a profundidad del sistema funcional universitario nicaragüense, ¿qué tipo de información arrojaría? ¿En todas, la investigación, la docencia y la extensión funcionan como sistema? ¿En todas o en algunas se dan procesos de ruptura entre las mismas, provocando que estas funcionen de manera separada? ¿Cómo se concibe a la investigación universitaria en las Universidades del país? ¿Igual como la conciben en los laboratorios del INTA, o en los ONG del campo económico y social? ¿Cómo conciben a la investigación y su relación con los aprendizajes de los estudiantes?

Concebir a la institución llamada Universidad como un sistema, obliga a pensar en las relaciones endógenas entre los Centros de Investigación Universitarios y las prácticas del curriculum en las carreras. Pero no sólo eso, sino que también a la investigación como eje del curriculum en las aulas de clase; es decir: como metodología didáctica para aprender y para enseñar y como procedimiento para aprender a aprender.

Las respuestas a todas estas cuestiones tienen que ver con un aspecto clave acerca del futuro de la Universidad Nicaragüense y de la necesaria y urgente transformación y modernización del Modelo Académico Universitario, orientado en la actualidad, casi exclusivamente a la enseñanza de las profesiones.

*Profesor UNAN-Managua
migueldecastilla68@hotmail.com

jueves, 24 de mayo de 2012

La universidad en la mira

Respecto a las preguntas de investigación formuladas en nuestro artículo del sábado 12 de mayo pasado, muchas personas podrían preguntarse: ¿Pero, y cuál es la diferencia entre un centro de educación superior con profesores a tiempo completo, en el que se realizan actividades de investigación en institutos especializados y a su vez los estudiantes aprenden investigando en las asignaturas del Plan de Estudios de las Carreras y, simultáneamente, desde los primeros semestres realizan actividades de intervención y prácticas de profesionalización en empresas, ministerios y poblaciones relacionadas; y otros centros de educación superior, con profesores horarios en los que los estudiantes solamente reciben clases, y de vez en cuando, asisten voluntariamente a escuchar pasivamente debates de expertos analistas políticos sobre la salud de nuestra democracia?.

La respuesta es que en el primero de estos centros, sea público o privado, las posibilidades de formación de los estudiantes es integral, en tanto estos están supuestos a recibir no sólo los conocimientos transmitidos por los profesores, que es lo usual en toda escuela, sino que a ser formados para el aprendizaje permanente mediante la investigación y la extensión, que los conecta con su entorno, y eso es, cualitativamente más y mejor, que la simple transmisión cultural de saberes de unos profesores que supuestamente saben, a unos estudiantes que supuestamente no saben.

Es por eso que el estudio propuesto sobre los Modelos Académicos Universitarios de las instituciones de la educación superior en Nicaragua, podría ser de utilidad no sólo para las instancias de coordinación globalistas del subsistema referido y las propias universidades y centros de enseñanza terciarios, sino que también para los usuarios y compradores de este tipo de servicios, desde estudiantes y padres de familia, hasta el gobierno y empresarios que ofrezcan respuestas a las preguntas que formulan casi a diario muchos articulistas en los periódicos y muchas llamadas a los programas radiales de opinión que piden con urgencia, deslinde, aclaración e información referida a quién es quién en este tipo de educación.

En este contexto, y sin contar con información institucional de primera mano y sin posibilidades de conseguirla, lo que cabe son las hipótesis, para intentar de alguna manera, dar respuestas a las preguntas planteadas.

Así, a la pregunta sobre cuántas y cuáles universidades realizan actividades referidas a las tres funciones típicas de este tipo de instituciones, la respuesta podría ser que sólo en las cuatro universidades públicas y en otras privadas miembros del CNU como la UCA, la Upoli, la EIAG, la BICU y la Uraccan se realizan actividades de investigación, docencia y extensión.

El problema es de concepción y de dinero, en tanto la investigación es muy cara, por lo que se necesita financiamiento externo y personal de tiempo completo; por eso es que los grandes centros de investigación universitaria en Nicaragua, solamente se encuentran en las universidades públicas, y otras que reciben parte del aporte estatal del 6%.

El problema en estas universidades, más que de dinero, es de concepción acerca de la idea de universidad con que se cuenta, casi siempre amarradas por el Modelo Académico orientado casi exclusivamente a la enseñanza.

Respecto a la pregunta cuántos y cuáles centros de educación terciaria en Nicaragua, realizan actividades docentes y de extensión cultural, por lo que se conoce a través de la difusión y la propaganda mediática, actividades de este tipo se realizan en unos seis a siete grandes centros privados de educación superior. Por lo general, son actividades de extensión cultural como cátedras abiertas, presentación de libros, mesas redondas, concursos estudiantiles, debates de las ideas, etc.

En este campo, este grupo de centros de educación terciaria, rebasan limpia, inexplicablemente y sin excusas a las universidades públicas del país, las que dejan vacío un espacio que por su naturaleza les pertenece. La ausencia de debate en la universidad pública nicaragüense, es un hecho lamentable que empobrece la pertinencia y las prácticas del currículo, y es germen de exclusión, separación y ruptura entre la misión de la universidad y su entorno.
* Profesor

jueves, 17 de mayo de 2012

Por qué nuestras universidades son como son

El titulo de mi artículo del 3 de mayo pasado provocó equívocos en algunos de mis colegas que le dan seguimiento a este tipo de artículos, dado que al afirmar “Así se construyen los modelos académicos universitarios”, se pensó que yo haría comentarios a alguna propuesta metodológica sobre este tema, ofrecido por algún órgano especializado del Csuca o la Udual, orientado a las universidades de la región, que en la actualidad se encuentran avocadas a procesos de transformación curricular y/o de sus modelos educativos escolarizados.

No, nosotros no nos referíamos a cuáles deben ser los pasos para la construcción de los Modelos Académicos Universitarios. Eso, según nuestra concepción de los mismos, no existe, sino que lo nuestro era (y es) presentar una hipótesis sociológica para desentrañar las interioridades acerca de cómo se reproducen estos constructos y cómo se han venido autoconstruyendo a través de la historia de 200 años de la universidad nicaragüense, y poner en evidencia por qué es complejo y difícil penetrarlos y transformarlos en una calidad diferente.

Más aún si ese proceso se realiza desde fuera del modelo y lo realizan las mismas personas que durante su vida universitaria, como estudiantes y como docentes, han contribuido y contribuyen a edificarlo y por ende, inconscientemente son sus principales promotores y defensores.

Los Modelos Académicos Universitarios son esas micro-actividades que conectadas entre sí y referidas a una o a todas las funciones universitarias, repetidas mecánicamente una y otra vez, en la cotidianeidad de los pasillos, oficinas y aulas de clase universitarias, poco a poco, se van asimilando a la cultura organizacional hasta llegar a ser parte constitutiva de ella o ellas. Así, de la institución fundada según sus usos y costumbres, el siguiente paso ha sido pasar a la legalidad que ofrecen las normativas y los reglamentos.

Desentrañar esto es de la mayor importancia para identificar por qué la universidad nicaragüense fincada en la función de la enseñanza de las profesiones es como es, y explicar por qué todas las universidades nicaragüenses, con ligeras diferencias, son muy parecidas entre ellas, y por qué todos los centros de enseñanza terciaria, que se fundaron a partir de 1990 se constituyeron llamándose a sí mismas universidades, y auto-reproduciéndose procuraron imitar a las universidades públicas en donde se habían graduado la mayoría de los que serían sus dueños, rectores, decanos y profesores.

También esto es lo que explica por qué hace 20 años, cuando entre 1992 y 1993, para la preparación de mi libro La Universidad contra la Universidad, preguntamos por qué no se investigaba en las aulas de clase de la UNAN-Managua, la UNA, la UNI y la UCA, (y por extensión a todas las universidades y centros de enseñanza terciarios del país).

La respuesta a mi indagación fue que el principal obstáculo a la investigación científica en esas universidades, y especialmente en sus aulas de clases, era que no se investigaba porque el Modelo Académico orientado a la enseñanza de las profesiones no sólo determinaba el comportamiento y actitud de los docentes frente a la investigación, sino que también la relación de las universidades con su entorno y la falta de apoyo, promoción y estímulo de los Consejos Universitarios, a la investigación y a los pocos profesores con vocación investigativa en nuestras instituciones académicas.

Obviamente, esto no quiere decir que 20 años después, en esas cuatro universidades y en el resto de las universidades del CNU y de las universidades privadas, la situación de la investigación sea igual a la encontrada entonces. Claro que no, en el periodo se han creado muchos institutos y programas de investigación en estas universidades y las JUDC han continuado creciendo y desarrollándose.

No obstante, si bien esto es cierto, la investigación ha surgido al garete, de manera aditiva, casual, como una actividad más y sin ninguna o con escaza conexión con los currículos de las carreras y las actividades de extensión. Institutos de investigación, por un lado, y carreras en las facultades, por el otro. Típicos archipiélagos napoleónicos. Tal cual, si la institución llamada universidad estuviera siendo pensada a fines del siglo XIX y no a inicios del siglo XXI.
* Profesor

martes, 15 de mayo de 2012

Para estudiar la universidad

El análisis de las organizaciones universitarias y de los centros de enseñanza terciarios a través de un procedimiento como el de los Modelos Académicos, propuesto en nuestro artículo del 19 de abril pasado, podría ser de utilidad para reconocer el status, los roles y la calidad de cada unidad académica de educación superior o terciaria respecto a las tareas fundamentales de estas en nuestro país, o cualquier país donde hayan este tipo de instituciones.

En efecto, en el artículo mencionado, hicimos memoria del tríptico ortegeano referido a las funciones clásicas de la institución cultural conocida como universidad, a saber: investigación, enseñanza de las profesiones y extensión cultural o vinculación con el entorno, y en el mismo artículo presentamos una definición operacional sobre Modelos Académicos Universitarios, en la que sostenemos que estos son las relaciones de mutua complementariedad; que se dan entre los componentes de la apuesta del filósofo español y cuyo status y situación en cada caso concreto, es posible determinar a través de la investigación científica.
La clave de todo es el carácter sistémico de las funciones universitarias, y esto es así porque, teóricamente, la investigación, la docencia y la vinculación con el entorno (extensión), integran un conjunto dinámico en el que sus partes interactúan entre sí, complementándose, demandándose, articulándose.

La investigación ofrece a la docencia los conocimientos que conformarán los Planes y Programas de Estudio. La docencia, por su parte, demanda de la investigación nuevos conocimientos, y la vinculación (extensión) demanda resultados para la investigación aplicada.

Así, los conocimientos venidos del exterior a la institución académica y los conocimientos producidos en su interior, se articulan en el currículo de las carreras para convertirse en aprendizajes en las aulas de clase y en los proyectos de desarrollo e intervención, para ser aplicados en la vida social y productiva, cumpliendo con la función de extensión y/o vinculación con el entorno.

Esa es la institución llamada universidad pensada por José Ortega y Gasset y diferente a los centros de enseñanza terciarios que con ese nombre proliferan en nuestro país. En este orden, conforme nuestra propuesta de Modelos Académicos, es posible pensar a la universidad como objeto de estudio, derivando para ello un conjunto de preguntas referidas a la situación de las instituciones de Educación Superior en nuestros país. Estas podrían ser las siguientes:
Primera pregunta: ¿En cuántas y en qué universidades se realizan permanente y sistemáticamente actividades de investigación en centros especializados y aulas de clase, y actividades de docencia y extensión? Segunda pregunta: ¿En cuáles y en cuántos centros de educación terciaria en Nicaragua se realizan solamente actividades docentes (de enseñanza-aprendizaje) y de extensión? Tercera pregunta: ¿En cuántos y cuáles centros de enseñanza terciarios solo realizan actividades docentes? Cuarta pregunta: ¿Qué universidades (asumiendo que como tales realizan actividades de investigación, enseñanza y extensión), funcionan como sistemas, en donde la investigación produce los conocimientos que después se enseñan en las aulas de clase, y conforme su naturaleza, también se aplican en la industria, las actividades de gobierno, los servicios y la producción?

La quinta y última pregunta está referida a la función de investigación en las universidades nicaragüenses, que por su origen y características institucionales, es diferente a la investigación que se realiza en centros de investigación y laboratorios privados.

Preguntas: ¿En las universidades donde existen Institutos de Investigación, de qué manera se relacionan los Proyectos de Investigación de estos con las carreras de las mismas? ¿Los docentes y estudiantes de las facultades participan en los procesos de investigación de los institutos, y, por su parte, los investigadores de los institutos realizan actividades docentes en los departamentos académicos? ¿Existen claustros académicos periódicos de docentes e investigadores según área de conocimiento de la universidad? ¿La investigación es el fundamento de la metodología didáctica con que aprenden los estudiantes y enseñan los profesores? ¿Cada asignatura o bloques de asignaturas por semestre, conforman Proyectos de Investigación que son realizados conjuntamente por estudiantes y profesores?

Contar con las respuestas a una consulta de este tipo nos podría ofrecer información de calidad para ir avanzando en determinar las características del amplio y heterogéneo universo de la Educación Superior en Nicaragua y la construcción de los subsistemas que según modelos académicos integran al mismo.

* Profesor

jueves, 3 de mayo de 2012

Así se construyen los modelos académicos universitarios

En artículo anterior sobre los Modelos Académicos en la historia de la Universidad Nicaragüense, definíamos a estos como “las formas, modos o maneras particulares, que en cada caso concreto asume cada Universidad, durante el proceso de realización sistémica de sus misiones y tareas, en los campos de la investigación, la enseñanza y la extensión o vinculación con sus entornos”.

Esas formas, modos o maneras particulares propias de cada Universidad, están constituidas por las prácticas, las rutinas socio-administrativas y las relaciones formales (jurídicas) y no formales que articuladas entre sí realizan los principales actores universitarios (investigadores, profesores, estudiantes, funcionarios académicos) y que conforman, definen y caracterizan al Modelo Académico de cada institución universitaria en cada etapa de su historia.

Este es el caso típico, por Ejemplo, de las Universidades cuyo Modelo Académico se orienta funcional y fundamentalmente hacia la Enseñanza de las Profesiones (Universidades de Enseñanza). En estas instituciones cíclica y recurrentemente, según los doce meses y las cuarenta y ocho semanas que marca el calendario anualmente, los estudiantes cumplen con la exigencia de los requisitos de admisión y las matrículas; posteriormente, profesores y estudiantes, con fundamento en el calendario académico y en horarios y aulas fijados en los mismos y dados a conocer a través de diferentes medios, periódicamente se reúnen en lugares llamados aulas de clase, para cumplir con los ritos de la didáctica y la escolaridad; este proceso finaliza invariablemente, con los periodos dedicados a los exámenes finales, la entrega de calificaciones, y para los que finalizan su carrera, con las fiestas de graduación.    

Este proceso, repetida una y otra vez, año con año, semestre a semestre, día a día, insistente y profusamente por profesores, estudiantes y administradores académicos, van conformando determinadas rutinas y circuitos de actividades que, paso a paso, van modelando la arquitectura y contenidos propios del Modelo Académico Universitario, el que una vez que logra alcanzar determinados niveles de autonomía y cristalizarse institucionalmente, condicionan el modo de pensar y actuar de los miembros de la comunidad universitaria, en el proceso de cumplimiento de sus misiones respecto a una función en particular, el de la enseñanza según el Modelo de las Universidades de Enseñanza o al conjunto de las funciones universitarias, en el caso de las Universidades que cumplen con las tres funciones propuestas por Ortega.

Es el caso también de las Universidades, Centros o Institutos Universitarios cuya orientación y vocación es la investigación (Universidades de Investigación), en donde las actividades cotidianas de profesores y estudiantes se organizan, según asignatura académica y/o según área, tipo o tema de investigación y/o el orden de los procesos investigativos, desde la formulación de los problemas hasta la presentación de resultados en las aulas de clase, para convertirlos en saberes, conocimientos y aprendizajes (Función de la Enseñanza), y/o la aplicación de los mismos en la vida social, la producción y los servicios (Función de Extensión). Para este caso, igual que para el Modelo Académico orientado solamente a la Enseñanza, esos procesos repetidos recurrentemente, poco a poco van cobrando vida propia y autonomía frente a los actores sociales que los originan, hasta terminar imponiéndose a la voluntad de estos y de todos los potenciales usuarios y practicantes de los mismos en el futuro.
* Profesor