viernes, 12 de diciembre de 2014

Mujeres y hombres en la EPT

El objetivo número cinco de la Educación para Todos (EPT) se refiere a un tema que cruza hoy transversalmente amplias y muy complejas regiones de la cultura contemporánea de todos los países, tal es la igualdad entre hombres y mujeres y su relación con la educación.
Cuando se habla hoy de equidad de género, la expresión se refiere fundamentalmente a las múltiples desventajas de las mujeres frente a los hombres en todo el mundo. En los países de alta renta, las mujeres por lo general se desempeñan en cargos de menor nivel y remuneración. En los países asiáticos y africanos, debido a tradiciones culturales, las mujeres y las niñas reciben trato discriminatorio tanto respecto a su educación como a otros derechos. En América Latina y el Caribe, las mujeres tienen bajos niveles de representación política y usualmente son quienes llevan la peor parte en la violencia escolar y doméstica.
Por ser un problema global y por ser la educación una función fundamental del proceso de reproducción social, el tema de la relación hombre-mujer y educación no es preocupación solamente de la Unesco como organismo responsable del seguimiento y monitoreo de la Educación Para Todos (EPT) a nivel mundial, sino que también de otras agencias de Naciones Unidas, tal es el caso, por ejemplo, de las que patrocinan los Objetivos de Desarrollo del Milenio. En el objetivo número tres estas proponen: "Eliminar las desigualdades entre los sexos en todos los niveles de la educación, preferiblemente antes del 2015". No obstante, el objetivo número cinco de la EPT es más duro, directo y específico, al demandar: "Suprimir las disparidades entre los géneros en la enseñanza primaria y secundaria de aquí (año 2000) al año 2005, y lograr antes del año 2015 la igualdad entre los géneros en relación con la educación, garantizando a las jóvenes un acceso pleno y equitativo a una educación básica de buena calidad, así como un buen rendimiento".
Las relaciones sociales hombre-mujer atraviesan toda la vida en sociedad, y en ella, a toda educación como función social y proceso de socialización en los usos y costumbres de la vida en comunidad. Sea de la educación informal producto de las relaciones en el seno de las familias, donde el niño y la niña comienzan a aprender a identificar y diferenciar su ubicación y roles según sexo y género, sea de la educación formal, sistemática y escolarizada, en donde varones y mujeres inician su vida fuera de la institución familiar, y deberán enfrentar una administración escolar y un currículo, que podría reforzar los estereotipos y roles dominantes y hegemónicos aprendidos en el seno familiar, o por el contrario, podría enfrentarlos de cara a su transformación y superación.
El tema de la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres en la educación escolarizada, obviamente, no se agota con el simple acceso pleno y equitativo de las niñas y jóvenes a la educación básica, sino que avanza y debe avanzar a todos los escenarios, procesos y mecanismos de la administración escolar y el currículo.
Respecto al acceso a la educación primaria y secundaria en América Latina y el Caribe, de acuerdo a Unesco – Santiago, en 2012: “la tasa neta de matrícula en educación primaria alcanzó valores muy cercanos a uno, de igualdad perfecta”… “solo en un país persistían disparidades de género en contra de las mujeres y solo en dos disparidades en contra de los hombres”. Caso contrario, en educación secundaria, la inequidad se inclina en contra de los hombres en 19 de 31 países" de América Latina y el Caribe.
En Nicaragua, la situación de las mujeres respecto a los hombres, con algunas variantes, es parecida a la del promedio de países de América Latina y el Caribe, con paridad casi cercana a uno entre hombres y mujeres en la Educación Preescolar, disparidad en contra de las mujeres en Educación Primaria, y disparidad en contra de los hombres en Educación Secundaria. La información para el 2013, en detalle, es la siguiente: la matrícula inicial en Educación Preescolar, en ese año, fue de 236,591 estudiantes, de ellos 117,053 fueron niñas y 119,538 niños; en Educación Primaria de 877,549 estudiantes, 423,284 fueron mujercitas y 454,265 varones, y en Educación Secundaria de 464,220 estudiantes, 236,131 fueron mujeres y 228,089 hombres.
La igualdad entre hombres y mujeres es una asignatura pendiente en todas las sociedades, respecto a todos los derechos.


jueves, 4 de diciembre de 2014

Leer y escribir, el cuarto objetivo de la EPT

El Foro Mundial de Educación, a realizarse en Corea del Sur en mayo de 2015, deberá solventar la deuda que Unesco y otros organismos culturales del establecimiento global tienen respecto al concepto de Alfabetización. Esto es así, porque el concepto tradicional en el cual se basa el objetivo Número Cuatro de la Educación Para Todos (EPT), con el impetuoso desarrollo de las fuerzas productivas en los campos de la ciencia, la tecnología y la informática, como decimos en buen nicaragüense, “se ha quedado chingo”.
En efecto, el Cuarto Objetivo de la EPT propone, para todos los países del mundo, “aumentar de aquí (año 2000) al año 2015 el número de adultos alfabetizados en un 50 por ciento, en particular tratándose de mujeres, y facilitar a todos los adultos un acceso equitativo a la educación básica y a la educación permanente”. En este orden, si el concepto de alfabetización se asume como sinónimo de la simple lecto-escritura, es probable que muy a inicios del período 2000-2015, la totalidad de los países latinoamericanos y caribeños hubiera alcanzado la meta del cincuenta por ciento de adultos alfabetizados.
Por ese motivo, recientemente, la Unesco (2012), camino a una reconceptualización más amplia del concepto, ha reconocido que a la alfabetización “se le ha de concebir no solo como el aprendizaje del lenguaje a nivel escrito y oral, sino como la adquisición de la capacidad más general de comunicarse y ser parte de la sociedad, tanto en el ámbito de la comunicación social cotidiana como del trabajo”. Por su parte, la OECD (2009) ha formulado su propio concepto de Alfabetización, al afirmar que “es la capacidad de comprender, evaluar, utilizar y comprometerse con textos escritos para participar en la sociedad, alcanzar los propios objetivos y desarrollar el propio potencial y conocimiento”.
Una lectura cuidadosa de los dos conceptos conduce a pensar en al menos dos temas asociados y derivados del proceso de la lecto- escritura, y fundamentalmente de la comprensión lectora.
El primero de estos temas es el de la posalfabetizacion y la educación de adultos. Esta es una de las preocupaciones centrales de los formuladores de políticas de alfabetización en todos los países, en tanto no se trata solamente de pensar en la organización y ejecución de las campañas de alfabetización, sino que también en el paso o pasos siguientes un día después de finalizadas las mismas, a fin de evitar el retorno del analfabeto a su situación anterior. En Nicaragua, los sandinistas como gobierno tienen mucha experiencia en este campo, en tanto les ha tocado planificar y realizar dos grandes Campañas de Alfabetización, una en 1980 y otra entre el 2007 y 2009. Este proceso, durante treinta y cinco años, independiente del tropezón neoliberal del período 1990-2006, ha permitido crear en Nicaragua un verdadero subsistema de Educación Básica de Adultos, paralelo al de la Educación Básica y Media regular de once grados divididos en cuatro ciclos.
El segundo de los temas relacionados con el proceso de aprender a leer y escribir se refiere al de la educación permanente o de la educación a lo largo de la vida, preconizados por Unesco en sus Informes Aprender a Ser (1972) y la Educación encierra un Tesoro (1996). Respecto a este tema y con la vista puesta en el pos 2015, Unesco (Santiago) dice que el concepto de educación permanente “supone una visión enriquecida de la alfabetización y de la educación de adultos. Integra a ambas, pero les asigna un sentido distinto al tradicional, al incorporarlas a los esfuerzos de creación y desarrollo de un sistema de aprendizaje continuo para las personas”.
La concepción ampliada y más contextualizada de la alfabetización como sinónimo de simple lecto-escritura, y su conexión con la educación a lo largo de toda la vida , obliga a pensar igual en la reconceptualización y refundación de los sistemas educativos como sistemas de educación permanente, camino a una educación para la “ciudad educativa”, más allá de la educación formal y las escuelas, lo que significa más que una dificultad, una oportunidad de oro para la reforma a profundidad la educación en nuestros países, debiendo incluir otras alfabetizaciones como la informática y la científica, y a la ubicación en su justo lugar, de la Educación Preescolar y de los cuatro primeros grados de la Educación Básica, como el lugar en que habrán de descansar en el futuro los restos mortales del analfabetismo.