martes, 6 de enero de 2015

La calidad de la educación en la EPT

De los seis Objetivos de la Educación Para Todos (EPT) previstos para las educaciones de todos los países, el último se refiere al tema de la Calidad. Los Objetivos del Uno al Cinco tienen que ver con la exigencia primera de toda educación como derecho humano fundamental, esto es: el Acceso a la Educación, y el Sexto Objetivo, con el atributo contraparte del Acceso, este es, la Calidad de la Educación. La idea es, que no basta, promover y ofrecer las facilidades para el acceso a las escuelas de los estudiantes, y una vez ahí, sentado o sentada, cara a cara con sus maestras y maestros, reciban una educación poco pertinente, aburrida, lenta, repetitiva y falta de creatividad.
El Objetivo número seis de la EPT, cierra el círculo virtuoso de los Objetivos de este Programa global coordinado por Unesco, pidiendo Calidad para la Educación de la Primera Infancia y la Educación Preescolar (Primer Objetivo); Calidad para la Educación Primaria (Segundo Objetivo); Calidad para la Educación Secundaria y la Educación Superior (Tercer Objetivo); Calidad para los Programas de Alfabetización (Cuarto Objetivo) y Calidad de la educación para hombres y mujeres (Quinto Objetivo). La Calidad como Eje Transversal vertical del continum educativo, desde la base en la Educación Inicial y el Preescolar, hasta el último grado de la Educación Media y la Educación Superior y más allá de la Educación Escolarizada, la Calidad de la Educación para Toda la vida.
El Objetivo número Seis de la EPT, reza así: “Mejorar todos los aspectos cualitativos de la educación, garantizando los parámetros más elevados, para conseguir resultados de aprendizaje reconocidos y mensurables, especialmente en lectura, escritura, aritmética y competencias prácticas esenciales”.
El concepto de Calidad de la Educación es relativo y particular respecto a la persona o grupos de personas que preguntan por ella, la reclaman como usuarios de los servicios educativos escolarizados, o la ofrecen según su posición como directivos o docentes en los mismos, no existiendo un concepto que por su generalidad y significado, se acomode a todos los gustos y pedidos en todos los climas y lugares. En este contexto, no es lo mismo calidad de la educación para un empresario o una cámara empresarial, que para los defensores del derecho de la educación; igual no es lo mismo calidad de la educación para un padre de familia de estudiantes en un colegio privado de Managua, que para una madre con hijos estudiando en una escuela rural de Matagalpa. No es lo mismo calidad de la educación en Honduras que en Bolivia, todos y todas tendrán diferentes percepciones, posiciones y opiniones.
Esta falta de acuerdo y consenso, provoca una gran dispersión de puntos de vista y posiciones, respecto a los factores y circunstancias que contribuyen y participan articulada y permanentemente, en el proceso de elaboración de esa construcción social llamada Calidad de la Educación.
Precisamente esta situación de desencuentro y falta de acuerdo respecto a un concepto único sobre calidad de la educación, fue la que, como ministro de Educación (2007-2010) nos indujo a proponer, organizar y realizar en el año 2007 una gran Consulta Nacional, que proporcionara los insumos para identificar los temas comunes propuestos por la población consultada, que permitieran darle legitimidad y certeza al nuevo Currículo de la Educación Básica y Media que habría de elaborarse a partir de esa actividad en el año 2008, y ponerse en práctica desde febrero del 2009.
Además del currículo, el otro factor que reiteradamente se menciona como fundamental para la construcción de la Calidad de la Educación, es la formación inicial y continua del personal docente que dará vida al mismo en las aulas. Por ello es que las actividades de elaboración, evaluación y perfeccionamiento de los currículos nacionales y las actividades de formación y capacitación docente en las Escuelas Normales y Facultades de Educación, deben conformar un único y mismo proceso sin pausa ni ruptura, el que al final se va a concretar en los aprendizajes relevantes de los estudiantes.
Nicaragua cuenta con el único Currículo para la Educación Básica y Media de América Latina producto de un proceso de consulta a educadores, estudiantes, padres y madres, académicos, empresarios, etc., y cuenta con un mecanismo mensual de evaluación y programación curricular; sin embargo, no cuenta con políticas de seguimiento, evaluación y perfeccionamiento del currículo, ni de articulación entre este y la formación y capacitación docente.