lunes, 8 de abril de 2013

Familias y escuelas juntas para vivir bonito

Obligados por las exigencias del entorno, por lo que algunos llaman calidad de la educación, en las escuelas usualmente nos empeñamos por enseñar matemáticas, español o conocimientos instrumentales para enseñar profesiones o a leer y escribir a niños y niñas. Sin embargo hay un área frecuentemente olvidada, y tan o más importante que aquella, ésta es la de los conocimientos-valores.

Los conocimientos instrumentales y científicos, por lo general, enriquecen o califican con destrezas, habilidades y competencias la fuerza viva de trabajo de cada persona. A mayor cantidad y especialización de estos conocimientos, mayor capacidad del individuo para desempeñarse profesionalmente en un ámbito determinado, sea para personal médico, de ingeniería hidráulica o maestros, en cambio los conocimientos-valores, sirven al ser humano para funcionar eficientemente en una sociedad.

En la actualidad observamos en nuestro país y en la mayoría de los países, personas con comportamientos considerados corruptos y deshonestos, vulgares, inhumanos, individualistas, insensibles frente al dolor ajeno, que arrojan la basura a la calle sin importarles el daño al ambiente, egoístas, con actitudes violentas que se reflejan en malos padres, malas madres y malos hijos/as, en fin, en malos ciudadanos. Muchas de estas personas, a veces pueden estar bien preparadas en conocimientos instrumentales, pero tener una frágil formación en conocimientos-valores, al final los conocimientos instrumentales o profesionales para lo que les sirven, es para dañar y hacer mal a otras personas y no para construir y hacer el bien. Casos hay de médicos que inventan enfermedades a sus pacientes para operarles y dejar en la calle a sus familiares, o de abogados, que hacen firmar a sus clientes analfabetas con la yema del dedo, para después quedarse con sus propiedades.

La educación escolarizada, meritocrática, normada y sistematizada, se diferencia de las otras educaciones no formales, desescolarizadas e informales, en que la primera cubre todos los ámbitos de la educación, tanto el de los conocimientos instrumentales orientados a las calificaciones de la fuerza de trabajo, como el ámbito de los conocimientos-valores, orientados a los procesos de reproducción de la vida en sociedad, de acuerdo a las tradiciones, cultura identitaria, usos y costumbres de cada país.

Caso contrario, la educación en valores es tarea de toda la sociedad, sus instituciones y organizaciones, en especial de las familias. El niño y la niña, aprenden en el seno familiar, todo lo bueno y lo malo, que después pondrán en práctica cuando sean adolescentes, jóvenes y adultos. El niño, la niña y los jóvenes, vienen a la escuela con toda una carga de fortalezas o debilidades axiológicas, que en ese pequeño mundo que es el aula de clases, encontrarán el lugar propicio para desarrollarse, negativa o positivamente, no sólo por la práctica y el ejemplo de sus maestros, sino que también, y esto es de la mayor importancia, por la acción e influencia educativa de sus compañeras y compañeros de clase. Esto explica el alto nivel de importancia estratégica de la unidad en la acción y la práctica educativa, entre la familia y la escuela, entre los padres y madres y los maestros o maestras de sus hijos e hijas.

Esta problemática es de la mayor importancia en la actualidad en el contexto de la Gran Campaña Nacional para Vivir Bonito, Vivir Bien, toda vez que la misma, junto a ser una jornada en defensa del ambiente, es una Campaña de Educación en Valores, y a la misma han sido convocadas los Gabinetes de la familia, las escuelas y los educadores, y todos los actores sociales e institucionales productores y reproductores de valores en nuestro país. Una extraordinaria oportunidad para acercar la escuela a las familias, o viceversa, no sólo para que padres y madres vengan a la escuela a revisar los boletines de sus hijos y conocer cómo van en matemáticas o español, sino también para intercambiar y negociar criterios y estrategias comunes en el proceso de educación en valores de sus hijos e hijas.

* Profesor