jueves, 19 de diciembre de 2013

La primera vez

A Alejandro Genet y Alina Giusto, que saben de qué hablo.

A fines de los años noventa del siglo pasado, siendo profesor de Metodología de la Investigación y Tutor de Trabajos de Grado en la Carrera de Ciencias Sociales en la UNAN–Managua, descubrí una disfunción referida a la relación entre las expectativas de los estudiantes y sus padres y la manera cómo las universidades públicas y privadas respondían a las mismas.

El problema era el siguiente: los estudiantes, para ganar el grado de licenciado (a), durante diez semestres (cinco años) aprobaban las asignaturas de los planes de estudio correspondientes a cada carrera; una vez cumplido este requisito, el siguiente paso era escribir una monografía, la que presentada ante un tribunal conducía a la graduación. Este proceso podía durar entre dos o tres años o más, o nunca concluirse, o nunca ni siquiera iniciarse. Así, el fondo de tiempo para graduarse de un estudiante universitario podría haber sido de entre siete u ocho años, cuando el mismo debía durar cinco años.

Para las universidades públicas las consecuencias de esta problemática significaban un factor de ineficiencia en el uso de los recursos del Estado para la educación superior, tomando en cuenta que la eficiencia de las mismas se mide no tanto por la matrícula, sino por las tasas de graduación respecto a esta en relación con una cohorte histórica determinada.

A menos estudiantes graduados en una carrera cuya duración es de cinco años, más altos los costos por graduado universitario de cada universidad o de toda la educación superior pública. El caso de la educación superior privada era y aún es peor, debido a los altos costos de las diferentes modalidades para que un estudiante universitario pueda graduarse. Paradójicamente: cobran por no graduar y después cobran por graduar a sus estudiantes.

Frente a esta situación, tanto en los espacios de participación académica de la Universidad como en EL NUEVO DIARIO de esos años, con numeritos en mano, expresamos nuestra preocupación, postulando que la causa de esta problemática y su solución, residía en la manera cómo estaba organizado el currículo de las carreras de la universidad y el rol que la investigación científica jugaba en el interior del mismo.

En esos años, los Consejos Universitarios, conscientes de esta situación aprobaron un menú de medidas, las que en un bolsón conocido como Modalidades de Graduación, se enlistaron a un conjunto de acciones conducentes a que los estudiantes se graduaran de manera expedita, y en las cuales la investigación monográfica aparecía marginalmente como una de las tantas opciones propuestas. Quince años después las cosas han cambiado mucho en la Unan–Managua.

En este año 2013, esta Universidad está finalizando el proceso de transformación curricular de sus setenta carreras iniciado en el año 2011, cuyo modelo académico de base incluye a la investigación como eje transversal del currículum universitario, desde el primero hasta el último semestre de los diez que duran la mayoría de las carreras.

Producto de este proceso de modernización, el pasado martes 17 de diciembre, acabo de comprobar la certeza de mis preocupaciones de aquellos días, cuando una promoción de veinte y tres estudiantes, presentaron públicamente los resultados de sus investigaciones monográficas, de cara a lograr sus grados de Licenciados en Ciencias de la Educación con mención en Ciencias Sociales.

Ellos y ellas, todos maestros de aula, iniciaron sus estudios universitarios en marzo del 2009 y los están finalizando en este diciembre del 2013. Cinco años académicos completos. Ni un día más, ni un día menos. Es la primera vez que como profesor de Metodología de la Investigación socioeducativa por más de quince años en la Unan- Managua, soy partícipe de un hecho académico de esta naturaleza.

Es la nueva manera de ser de esta Universidad, seguramente, en virtud de la misma, otros profesores de otras carreras de esta Casa de Estudios, han asesorado, o asesoran trabajos de tesis en otras disciplinas, para la graduación en cinco años académicos de una generación completa de sus estudiantes universitarios.

Es probable, no lo sé, pero para mí, ha sido la primera vez.

* Sociólogo. Profesor UNAN–Managua.

migueldecastilla68@hotmail.com