De acuerdo a informaciones de
medios de prensa, en días recientes fueron presentados tres estudios sobre la
relación entre educación, empleo y crecimiento económico en Nicaragua.
Los temas
abordados y los resultados de los procesos investigativos dados a conocer,
desbordan cualquier análisis de un artículo periodístico impidiendo profundidad
y rigor. No obstante, los mismos reclaman algunas valoraciones que no
quisiéramos dejar pasar.
La primera
observación es la referida a la matriz conceptual del que parten estos
estudios, cuyo énfasis es eminentemente economicista. Para este enfoque, la
educación, particularmente la educación escolar, es una simple variable
independiente de las empresas, excluyendo por ello otras dimensiones
sociológicas, filosóficas, pedagógicas y antropológicas de todo hecho
educativo. Es la antigua concepción reduccionista, que dice de la educación
como un mecanismo para la producción y reproducción de las calificaciones de la
fuerza de trabajo, cuando esta es apenas una, entre otras tantas tareas que la
educación cumple como función social.
Sin
restarle méritos a los propósitos, resultados y recomendaciones de los estudios
presentados, los mismos son una clara expresión de la pobreza nicaragüense, que
no es solamente por la falta de alimentos en el plato de los pobres y el bajo
nivel de desarrollo de las fuerzas productivas en el terreno científico y
tecnológico, sino que es también en las propias Ciencias Sociales, en tanto
estos estudios, sus metodologías y resultados, son de antiquísima data en
América Latina y el Caribe para organismos especializados del campo económico.
No
obstante, el propósito de este artículo no es la legitimidad de los estudios en
mención, sino la presentación de la relación entre educación y los valores que
se explicitan como fundamentales para el éxito empresarial en Nicaragua, y que
el sistema escolar debe promover y enseñar.
En este
orden, los valores y competencias que las empresas reclaman al sistema escolar,
además de los saberes propios de la especialidad por la que los empleados
fueron contratados, según las fuentes de información citados, son los
siguientes: trabajo en equipo, liderazgo, entusiasmo, honestidad, cortesía y
respeto a las normativas empresariales, es decir, los mismos valores del
Decálogo del Desarrollo propuestos para la escuela neoliberal en el cercano
pasado.
Para el
análisis sociológico, lo valioso de esta información, es que la misma explicita
las brechas y distancias entre lo que piensan en este terreno las empresas
camino a que los centros educativos les ofrezcan los recursos humanos que
necesitan para elevar sus ganancias, y lo que respecto a este mismo tema,
piensa el gobierno de la república, cuyos valores estrellas son la solidaridad
y el goce pleno de los derechos humanos, y piensan también, las mismas
comunidades universitarias y todas las que promueven las humanidades
nicaragüenses.