jueves, 2 de octubre de 2014

Los viudos de la Autonomía Escolar atacan de nuevo

Después del año 2007, año en que la población empobrecida recuperó su derecho a la gratuidad de la educación en Nicaragua, los viudos y viudas de la Autonomía Escolar, unas veces como Institutos de Investigaciones, otras como académicos y analistas, otras como operadores políticos, de vez en cuando alzan su voz para recordarnos que la amenaza de la privatización neoliberal de la educación, aún bajo tierra, sigue estando presente.
El último intento apareció recientemente en la página de opinión de un medio de prensa local. El exministro de Educación, doctor Humberto Belli, el más conspicuo e insistente representante de esta corriente, recomienda a nuestro Gobierno no nombrar a maestros en los altos cargos de la educación nacional, sino a administradores de empresa o economistas. Igual que en el caso de la llamada Autonomía Escolar, este consejo no es propio del doctor Belli; entre finales de los años noventa e inicios del presente siglo, por recomendaciones de organismos de financiamiento internacional, casi el setenta por ciento de los ministros de Educación en América Latina eran economistas que antes habían sido ministros de Hacienda o gerentes de empresas locales.
Fue la época en que en Nicaragua fueron ministros de Educación un expresidente del Banco Central y un exgerente de la Refinería. De esos dos ministros lo único que se recuerda es que fueron eficientes activistas del proceso de privatización de la educación. Fueron los días en que se redactaron las normativas para el cobro y el uso del dinero en las escuelas y se promovió la idea de la municipalización de la educación, camino a que las alcaldías se hicieran cargo del financiamiento de las escuelas en sus municipios.
El otro tema al que se refiere el doctor Belli es lo que él llama descentralización de la educación, como figura administrativa que supuestamente sirvió de base al modelo financiero conocido como Autonomía Escolar.
En los días de inicio de la Autonomía Escolar, esta fue presentada como un original y novedoso modelo de descentralización de la educación. Posteriormente, entre 1993 y 2006, en los documentos oficiales del Ministerio de Educación, al referirse al tema de la Autonomía, se insiste reiteradamente en identificar a este programa privatizador como de descentralización de la educación. No obstante, cuando se observan de cerca, pieza por pieza, las prácticas y relaciones de las instituciones educativa bajo el régimen de Autonomía Escolar, y se profundiza en su análisis, se comprueba que esta no solo fue un modelo de desconcentración de responsabilidades vulgar, común y corriente, sino que de todas las funciones susceptibles de ser desconcentradas, la que en realidad fue sujeto de desconcentración fue solamente la función financiera.
Esto nos expresa que, en rigor, la Autonomía Escolar no fue ni más ni menos que un proceso de desconcentración del Presupuesto Nacional de la Educación, desde las oficinas financieras del Ministerio de Educación hacia los centros educativos y no ningún modelo de descentralización; todo con el propósito de trasladar a las familias empobrecidas del país la obligación del Estado de financiar la educación pública y avanzar hacia la privatización de la misma.