El mismo día que Rubén Darío cumplía 150 años, y que, igual, el 18 de enero recién pasado Raúl Ernesto Quintanilla Jarquín cumplía 93 años, Raúl Quintanilla inició su tránsito a la vida eterna.
Nacido en un hogar de artesanos, de un carpintero y una costurera en Belén-Rivas, Raúl formó parte de una familia de maestros normalistas, graduados en la antigua Escuela Normal Franklin Delano Roosevelt de Managua.
Graduado en 1943, integró a una generación de educadores nicaragüenses que fueron formados como maestros por un contingente de intelectuales y especialistas españoles, que habían llegado a Nicaragua huyendo de la atrocidad franquista y cuya ideología republicana antifascista, sirvió de cemento para ser mezcladas con las teorías de la época sobre Pedagogía, Psicología Evolutiva y Didáctica General. A esa generación pertenecen, entre otros destacados educadores, Guillermo Rotschuh Tablada, José Santos Rivera Siles, Genaro Sánchez Oporta, Guillermo Rosales Herrera, Agustín Acevedo Larios, Fernando García González y su mismo hermano Pedro J. Quintanilla.
Antes de iniciar su tránsito intelectual y académico como educador y funcionario del campo de la educación a nivel nacional, Raúl fue Director de la Escuela Superior de Varones de la ciudad de Rivas e Inspector Departamental de Educación del Departamento de Rivas.
Al doblar los años cincuenta, camino a los sesenta del pasado siglo, aquella generación de exalumnos normalistas fueron los responsables de fundar y hacer avanzar a la educación, que acompañaría a la economía y al desarrollo social nicaragüense de su etapa rural agraria y precapitalista a su etapa de incipiente modernización capitalista del Mercado Común Centroamericano (MCC) y de la Alianza para el Progreso (Alpro).
En esos años Raúl funda la Escuela Normal Rural de Estelí y participa con sus compañeros de generación, en el Proyecto Piloto de Educación Fundamental del Río Coco y de la inauguración en Nicaragua de la idea respecto a la planificación de la educación.
En todos estos escenarios Raúl Quintanilla Jarquín ocupó posiciones de liderazgo. En 1952, cuando apenas contaba con 28 años de edad, viajó a Patzcuaro, Estado de Michoacán, México, a estudiar Desarrollo de la Educación, donde trabajó en las comunidades indígenas de tarascos y purépechas. A su retorno al país, Raúl marchó junto a algunos de sus excompañeros normalistas a Waspán para dirigir el Proyecto de Educación Fundamental del Río Coco. Son los días en que José Santos Rivera Siles, a quien debo mi militancia sandinista, escribe allá su libro de poemas El Río y su sombra. A inicios de 1957 viaja a los Estados Unidos a visitar universidades en las que formaban maestros rurales, a su regreso en junio de ese año, fue nombrado Director de la Escuela Normal Rural de Estelí.
Igual será su experiencia con la planificación de la Educación, Raúl viajó en 1964 a Albuquerque, a estudiar Administración de la Educación en la Universidad de Nuevo México y a su retorno fue nombrado en 1967, director general de Planificación del Ministerio de Educación y profesor de la Escuela de Ciencias de la Educación de la UNAN-Núcleo Managua, como profesor de Planificación de la Educación y Metodología de la Investigación. En la Facultad de Educación de la UNAN-Managua, Raúl fue Secretario Académico durante todo el periodo de revolucionario entre 1979 y 1990.
En la UNAN, en 1967, Raúl fue no solo mi maestro, sino que fue tutor de mi tesis de grado y escribió el prólogo de mi primer libro La Educación Primaria nicaragüense sus males y sus remedios, que el año que viene deberá cumplir 50 años de publicado. En ese prólogo, Raúl deja claro su pensamiento de liberal progresista sobre la educación cuando al referirse al talante crítico de las conclusiones y recomendaciones de mi estudio, escribe: “Ojalá que los vigorosos planteamientos hechos por De Castilla, no asusten a los tímidos, ni ofendan a los interesados que siempre tratan de esconder la realidad, sino que por el contrario todos los nicaragüenses tomemos conciencia de que la educación es problema de todos y que solo conociendo sus fallas y planeando técnica y científicamente su reestructuración lograremos que Nicaragua reciba positivos beneficios de la educación”.
Raúl Quintanilla Jarquín: memoria, homenaje y tributo a su legado.