En artículo anterior en El Nuevo Diario del día miércoles 19 de julio del 2017, titulado “Los seres humanos y su entorno natural, social y cultural”, procuramos construir el deslinde conceptual entre Patrimonio Mundial, Cultural y Natural, Reservas de la Biosfera y Geoparques, las tres categorías ambientales y socioculturales acreditadas por la Organización de las Nacionales Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Unesco. Nicaragua cuenta con un conjunto de bienes naturales y culturales reconocidos por la Unesco como Patrimonios Culturales y Reservas de la Biosfera, estos son los casos de Las Ruinas de León Viejo, la Catedral de León y el Guegüense, y Bosawas, Río San Juan y Ometepe. No obstante, Nicaragua no cuenta actualmente con ningún sitio reconocido por la Unesco como Geoparque. En realidad, la existencia de Geoparques es más común en Europa y el Sudeste asiático, que en otras partes incluida América Latina y el Caribe, en donde solamente en Brasil, Uruguay, Perú y México existen este tipo de territorios reconocidos por la Unesco.
Como lo expresamos en el artículo mencionado, un “Geoparque es el reconocimiento internacional que otorga la Unesco a un territorio, que posee un patrimonio geológico importante y que lo gestiona adecuadamente, promoviendo su conservación difusión y aprovechamiento como recurso para el desarrollo económico local. El patrimonio geológico forma parte de un concepto integral de protección, educación y desarrollo sostenible, donde además se incluye la biodiversidad y la cultura”.
En este contexto, para que la Unesco reconozca a un sitio como miembro del Programa Mundial de Geoparques (GMU) deberá cumplir con tres criterios fundamentales, a saber: 1) la existencia de un patrimonio geológico de importancia que sirva de eje conductor, 2) la puesta en marcha de iniciativas de geoconservación y divulgación del mismo y 3) que favorezca el desarrollo socioeconómico y cultural del territorio al que pertenece.
En nuestro país, en cinco municipios del departamento de Madriz, (Somoto, Totogalpa, Las Sabanas, San Lucas y San José de Cusmapa) desde hace dos años se vive una experiencia organizativa y de investigación extraordinaria, que deberá culminar próximamente con la elaboración del Expediente de Candidatura para ser presentado ante la oficina correspondiente en la sede de la Unesco en París, para su estudio y evaluación camino a su aprobación e inscripción en la Lista de Geoparques Mundiales (GMU), como Geoparque Río Coco-Nicaragua.
La idea de un Geoparque con las exigencias como los que propone la Unesco, tiene excelentes posibilidades en un país como la Nicaragua de estos días, tanto por la geografía nicaragüense tachonada de lagos, lagunas, volcanes, bosques y montañas, como del estilo de relaciones sociales y políticas que se promueven desde los órganos de Gobierno, basadas en el protagonismo de los líderes, las familias y las comunidades locales, con base en el modelo de alianza, diálogo y consenso, de cara a la promoción y desarrollo autosostenible de los municipios.
Este es el caso del Geoparque Río Coco en el departamento de Madriz, en donde las cinco alcaldías de los municipios mencionados, con la compañía de órganos de Gobierno como Inturismo, el Instituto de Cultura, Marena, Inifom, Ineter, el Ejército de Nicaragua, Mined, Cooperativas de entidades artesanales y turísticas de los cinco municipios, la Asamblea Nacional, la UNAN-Managua a través de la Farem-Estelí y el Cigeo, la UNAN-León y la Secretaría Permanente de la Comisión Nicaragüense de la Unesco, se han asociado, no solo para preparar la documentación de carácter geológico, arqueológico, antropológico y sociológico del proyecto mencionado, sino que también para crear las condiciones subjetivas y organizativas de cara al futuro, en la etapa de gestión y ejecución del proyecto, una vez que la oficina respectiva de la Unesco haya aprobado e inscrito al Geoparque Río Coco como miembro de la Red Mundial de Geoparques.
La relevancia turística y económica del proyecto Geoparque Río Coco, para el departamento de Madriz y la región norte-seca de nuestro país, podría llegar a ser de extraordinaria importancia para esos territorios, igual que podría serlo para otros departamentos de Nicaragua con sitios geológicos, arqueológicos y comunitarios excepcionales como la Cordillera de Amerrisque y su riqueza arqueológica en Juigalpa, las Isletas de Granada, Ometepe, o algunas lagunas cratéricas del país. La experiencia del proceso de elaboración del expediente del Río Coco, en curso actualmente, será fundamental de cara a ese propósito.