jueves, 9 de febrero de 2012

1979-1990: La Universidad Popular y la Autonomía Universitaria

Toda autonomía en el campo de lo social es una construcción histórica que va a depender, no sólo de los factores temporo-espaciales en que esta se da, sino que también de múltiples circunstancias, determinaciones y hasta de personalidades que influyen en una u otra dirección. Por eso es que no se puede hablar de autonomía en términos absolutos, ni como un artefacto congelado en el tiempo; siempre toda autonomía es relativa y está en movimiento respecto de los factores y referentes que contribuyen a construirla.

Así, con la Autonomía Municipal, la de la Costa Caribe y la Autonomía Universitaria, cada una de ellas, no surgió espontáneamente, sino que fue producto de un proceso prolongado de maduración y desarrollo.

En este contexto, hoy que tanto se habla de este tema, surgen múltiples preguntas: ¿Autonomía de la Universidad? ¿Autonomía respecto de quién, o respecto de quiénes? ¿Respecto del Gobierno y del Estado? ¿Respecto del mercado? ¿Respecto de las clases sociales? ¿Una institución educativa autártica aislada de su entorno? Eso no existe, por lo menos en el terreno de la historia.

Quizás en el terreno de la metafísica, pero en el de la historia no. El caso de la Autonomía Universitaria en Nicaragua y de las relaciones entre el sandinismo y las Universidades Públicas, que tanto molesta a algunos, es un ejemplo concreto de esta complejidad.

El lapso entre marzo de 1958, cuando la Universidad Nacional de Nicaragua, fundada en 1947, alcanza su autonomía, y julio de 1961, mes de la fundación del Frente Sandinista de Liberación Nacional, es un espacio de tiempo muy pequeño, en el que a través de diferentes factores y circunstancias, van a incubarse los gérmenes de la relación de más de medio siglo entre las universidades públicas nicaragüenses (en especial del movimiento estudiantil revolucionario) y el Frente Sandinista.

Eso explica por qué, entre el momento de la fundación del FSLN y del 19 de julio de 1979, las fuerzas políticas sandinistas que lideraron las luchas insurreccionales, incluso en las montañas, estuvo integrada en su mayoría por amplios contingentes de miembros de las comunidades universitarias (estudiantes, profesores y trabajadores administrativos) de la UNAN de León y Managua y de la UCA, lo que provocó, como un hecho absolutamente lógico y hasta natural, que una vez finalizada la lucha armada contra la dictadura, muchos de esos universitarios guerrilleros retornaran a sus aulas a continuar sus estudios o a impartir clases.

Con los cambios y transformaciones en toda la sociedad en los ámbitos político, social y cultural, el modelo académico de universidad nicaragüense, en boga desde inicios de los años sesenta del siglo XX, igual que pasara con la Universidad Colonial en los años setenta del Siglo XIX, entra en crisis, dando lugar a un nuevo tipo de universidad, cuyas características, por causas obvias, van a ser las mismas del proceso social sobre el cual se levantaría y al cual serviría como aparato de reproducción ideológica y cultural. Esto es una universidad popular al servicio de los sectores populares y de la Revolución Popular Sandinista. Lo contrario hubiera sido antinatural, antihistórico, y contradictorio.

Lo mismo pasó en los años sesenta con el capitalismo desarrollista y la universidad que le servía de agencia de reproducción, una universidad diferente a la que creció y se desarrolló en aquella época, hubiera sido, igual: antinatural, antihistórica y contradictoria.

Por ello, sin que nadie se lo propusiera, entre el Estado Revolucionario y la Universidad, se incubó, y poco a poco, se fue desarrollando una relación que más que de dependencia de la universidad respecto del Estado, o de intervención e imposición del Estado respecto de la Universidad, lo que se dio fue un proceso dinámico de mutua complementariedad entre el Estado y todos sus aparatos y ministerios y las universidades y todas sus carreras, laboratorios y espacios académicos.

La relación entre el Frente Sandinista y las universidades públicas en Nicaragua continuó durante los diez y seis años neoliberales, no sólo dotándola de la Ley de Autonomía antes de entregar el poder en abril del 2000, sino que acompañando las luchas de los universitarios en las calles y la Asamblea Nacional por su 6% constitucional. El partido de los revolucionarios nicaragüenses y las universidades públicas, cada quien según su rol y especificidad, caminando juntas hacia el futuro.

* El profesor De Castilla es autor de Universidad y Sociedad en Nicaragua (1980, dos tomos); La Universidad contra la Universidad (1998) y La Reforma Universitaria: Troya y mi idea de Universidad (2008)