miércoles, 19 de septiembre de 2012

EMPRESARIOS EXCLUYENTES Y REDUCCIONISTAS


En fechas recientes visitaron nuestro país, empresarios colombianos y guatemaltecos, asociados a organismos que desde la empresa privada, promueven la idea acerca de la centralidad de la educación para el crecimiento de sus empresas y el desarrollo de nuestros países.

Haciendo abstracción sobre la situación de la educación en Guatemala y Colombia, que en el campo educativo no son los mejores ejemplos de América Latina y el Caribe (bajísimos niveles educativos, por un lado, y privatización de la educación por el otro), lo que nos interesa destacar es la insistencia, casi obsesiva, de un sector del empresariado de la región, por encontrar correspondencia de una sola vía entre productividad empresarial y recursos humanos calificados, los que son producidos por los sistemas escolares, con la explicación, como conclusión, que si esta relación se da de manera congruente eso produce desarrollo.

Los titulares de los periódicos y las declaraciones de los empresarios, echándoles las culpas sobre el éxito o fracaso educativo a maestros y maestras, no dejan ninguna duda, que estamos asistiendo, con casi cuarenta años de retraso, (así de grande es nuestra rémora) a la actualización de una matriz ideológica, que por su carácter y naturaleza se le conoce como “educacionismo” o “pedagogicismo”.

El titular de uno de los periódicos habla por mil palabras: “Nosotros en Colombia acuñamos la frase: la educación lo es todo”.

Como es posible observar, en esa frase  contundente y radical, la educación aparece como principio y fin de todo lo humano, “dotada de poderes carismáticos, panacea universal, capaz de resolver por sí sola los problemas del atraso y convertirse en instrumento único del bienestar del hombre”, a la educación se le asigna una exagerada valoración, la que se objetiva, tanto en su relación con la sociedad global y su desarrollo (“la educación es la clave del desarrollo”. “Sin educación no hay desarrollo”, etc), como en cuanto al papel general que se le atribuye, a nivel de fines y medios, como si el crecimiento económico (no el desarrollo que es otra cosa),  dependiese solamente de un único o solo factor o causa, esto es: la formación y entrenamiento de la mercancía fuerza de trabajo, excluyendo u ocultando otros tantos factores, que por ser extraescolares, dependen de los propios empresarios y de las múltiples imperfecciones y contradicciones del capitalismo local y mundial.

A esta sobrevaloración de lo educativo escolar, y como parte del mismo discurso excluyente y reduccionista, se le suma la falsa ideología que expresa que los problemas de la educación se originan y desarrollan sola y exclusivamente dentro de los límites del espacio educacional mismo, y por lo tanto las soluciones no se buscan afuera, sino dentro de los factores internos que interrelacionadamente producen el hecho educativo en las aulas de clase.    

Respecto a la visita de los empresarios colombianos y guatemaltecos, el factor seleccionado entre los muchos que existen en el interior de los centros escolares, fue el factor maestro (a). “En los profesores está la clave”, se dijo. “Los Maestros son la prioridad de las prioridades”, se afirmó. De nuevo, esta concepción, igual que la anterior, es falsa, en tanto se oculta, por ignorancia o mal intencionado propósito,  que la calidad de la educación es un constructo social en el que intervienen múltiples factores, la mayoría ubicados fuera de la escuela, y que igual que el caso anterior, dependen de la precaria salud del capitalismo y del sueldo que los empresarios pagan a los padres y madres de los niños que asisten a las escuelas.

Los maestros y maestras solamente durante cuatro horas cronológicas atendemos a nuestros estudiantes en las aulas de clase, esto dice que durante las otras veinte horas, ellos están en sus hogares y en el entorno social, por ello, es en esos lugares, y en la articulación de los mismos con las aulas de clase, incluidas la vida de maestros y maestras, en donde hay que buscar el origen y construcción del fracaso o el éxito escolar en este y cualquier país del mundo. Así de sencillo. 

Sociólogo