La relación entre los y las docentes y el proceso de
elaboración del currículo, es la misma que la teoría de la planificación
postula respecto a la relación entre planificación y gestión y/o entre
planificadores y ejecutores.
Con base en esto, el proceso de elaboración y
puesta en marcha del nuevo currículo en Nicaragua en el período 2007-2009,
contó en cada etapa del mismo; cuenta en la actualidad con la participación,
consciente y comprometida, del magisterio nicaragüense. No podía ser de otra
manera, si los maestros y maestras serían los ejecutores; ellos debían ser
también los programadores.
La puerta de entrada a la participación de las maestras y
maestros en el proceso de elaboración del currículo fue a través de múltiples
procesos de pilotaje, prueba y validación de las diferentes aproximaciones a la
propuesta curricular definitiva. A los docentes se entregaban las diferentes
versiones de los currículos; ellos los ponían en práctica y posteriormente a
través de talleres “ad hoc” expresaban sus criterios para el perfeccionamiento
o corrección de la versión propuesta. En esta modalidad de participación
directa, participaron 2,490 maestros de 134 centros educativos.
Este proceso de consulta en el interior del sistema escolar
fue completado con la consulta al exterior del mismo, en el que participaron
activamente los docentes como organizadores de los diferentes mecanismos de
consulta y como respondientes, principalmente en los 19 foros-talleres
realizados con educadores en todos los departamentos del país, en el que
participaron 7,998 docentes.
La participación de los educadores, tanto en la manera de
pilotaje y validación como en la de consulta externa en los foros-talleres y
las otras modalidades, fue fundamentalmente de docentes de las educaciones
primaria y secundaria. No obstante, a la par de estos también participaron
docentes de la educación superior, especialistas en elaboración curricular y
libros de texto en las diferentes asignaturas del currículo.
Pero la participación del magisterio en el proceso
curricular, no se agotó en la etapa de construcción del currículo propiamente
dicho, sino que esta avanza en la actualidad durante los últimos viernes de
cada mes, cuando todos los educadores del país se reúnen en sus TEPCEs a
evaluar y programar los currículos mensuales.
De esta manera, la participación del magisterio a través de
todos estos mecanismos, y principalmente de los TEPCEs, en el proceso de
elaboración y práctica del currículo, ha sido fundamental para la legitimidad y
sustentabilidad del mismo, toda vez que con su influencia e incidencia en la
cotidianeidad del aula de clases, poco a poco, van asumiendo como suyos sus
propósitos, contenidos y filosofía, proceso sicosocial que a la postre
contribuye a garantizar la calidad de los aprendizajes de los estudiantes y,
por ende, de la educación nicaragüense.